
Desde 2019 este país tiene un enorme lastre que obstaculiza los Derechos Humanos… Tiene nombre, se llama Rosario Piedra Ibarra… Y desde su llegada a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, su papel no ha sido otro más que someterse a los designios del Presidente de la República, imitar sus posturas, sus discursos ramplones… Y ser complaciente con el poder hasta límites que rayan en una humillación para las víctimas de este país… Pero lo que pasó hace una semana revela todo el daño que ha hecho Rosario Piedra… El lunes pasado, los seis miembros que integraban el Consejo Consultivo de la CNDH renunciaron… Así, como lo escuchan, en un día, de un plumazo, todos declinaron al cargo que tenían por compromiso con las víctimas… La función del Consejo Consultivo es dar opiniones, ser un contrapeso, servir de balanza en las funciones de la Comisión… Pero desde que Rosario Piedra entró como presidenta del organismo, no ha hecho más que ignorarlos… Ignorarlos como lo ha hecho con las propias víctimas… Esto que les digo no es una apreciación sin fundamento… Para ejemplo basta recordar que en julio de este año, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, el GIEI del Caso Ayotzinapa, dio un informe respaldado por los padres de los 43 normalistas y por un centenar de organizaciones donde acusaban que el Ejército no estaba entregando toda la información que tenía para llegar a la verdad… Pero la CNDH lo que hizo no fue respaldar el trabajo de los expertos… Sino exigirle al GIEI un informe sobre sus labores en el país… Pero no dijo ni una sola palabra sobre el señalamiento de que el Ejército no estaba colaborando…