
El lunes por la tarde, el mar se levantó con olas de casi diez metros y el viento golpeó con furia el litoral de Vietnam. El tifón Kajiki irrumpió entre las provincias de Ha Tinh y Nghe An con ráfagas de más de 130 kilómetros por hora, acompañado de lluvias torrenciales que anegaron aldeas y ciudades enteras. En pocas horas, la tormenta dejó tras de sí al menos cuatro muertos, 13 heridos, miles de casas dañadas y cultivos arrasados.
El impacto inmediato
En Nghe An, un hombre de 90 años murió cuando su vivienda colapsó por la fuerza de la lluvia. Otro perdió la vida electrocutado al intentar asegurar su casa antes de la tormenta. Las imágenes transmitidas por la televisión estatal VTV mostraron comunidades enteras a oscuras tras la caída de postes eléctricos y techos arrancados por los vientos.
En Hanói, la capital, motocicletas eran empujadas entre aguas que alcanzaban las rodillas, mientras automóviles y autobuses se abrían paso lentamente por calles convertidas en ríos. “Está inundado por todas partes porque ha estado lloviendo mucho. Estoy atrapada aquí y no puedo llegar al trabajo”, relató Nguyen Thu Quynh, una trabajadora de oficina, mientras intentaba rescatar su moto de una calle sumergida.
Evacuaciones masivas y despliegue militar
Horas antes de que la tormenta tocara tierra, el gobierno había ordenado evacuar a casi 600.000 personas en las provincias más expuestas: Thanh Hoa, Quang Tri, Hue y Danang. Más de 16.500 soldados y 107.000 paramilitares fueron movilizados para apoyar a la población y realizar tareas de rescate.
La magnitud de la amenaza obligó a cerrar aeropuertos en Thanh Hoa y Quang Tri y suspender vuelos desde el lunes. En las zonas costeras, miles de hogares reforzados con lonas y sacos de arena no resistieron el embate del viento.
Lluvias históricas y daños al campo
Las cifras oficiales hablan de precipitaciones de entre 200 y 300 litros por metro cuadrado, pero en Ha Tinh las lluvias fueron extremas: hasta 600 litros en 24 horas, el equivalente a un mes entero de agua en un solo día. El resultado fue devastador: casi 7.000 viviendas dañadas, 18.000 árboles derribados, 331 postes eléctricos tumbados y más de 28.000 hectáreas de arroz inundadas.
El cultivo más importante del país quedó bajo el agua, un golpe severo para comunidades rurales que dependen de la cosecha para sobrevivir.
Voces desde la tormenta
“En mi vida había sentido un viento tan fuerte”, dijo Nguyen Thi Phuong, de 38 años, vecina de Vinh, la capital de Nghe An, mientras observaba las calles cubiertas de escombros. Otros, como Nguyen Thi Nhan, de 52 años, fueron evacuados de urgencia: “Las tormentas y las inundaciones son frecuentes, pero nunca tan grandes”.
De Hainan a Laos
Kajiki se formó en el mar de China Meridional y golpeó primero la isla de Hainan, en el sur de China, donde más de 20.000 personas fueron evacuadas antes de que cruzara al continente. El lunes azotó Vietnam y, debilitado, se desplazó hacia Laos durante la mañana del martes, aunque aún con lluvias peligrosas para las regiones montañosas.
Lo que sigue
El amanecer tras la tormenta no trajo calma. Miles de familias amanecieron sin techo ni cultivos, con sus pertenencias mojadas y calles bloqueadas por árboles caídos. En las provincias más afectadas, las autoridades reparten comida en bolsas de plástico y enseres básicos a quienes lo perdieron todo.
El reto inmediato es restablecer servicios básicos y atender a miles de familias que han perdido viviendas y cultivos, al tiempo que persiste el temor de nuevas lluvias en las próximas horas.