
En varias clínicas veterinarias del país, ya se han registrado emergencias por perros con golpe de calor. Llegan con el cuerpo enrojecido, la lengua afuera, las patas sin fuerza… algunos convulsionan. Otros, simplemente, no reaccionan.
De acuerdo con especialistas, un perro puede entrar en estado crítico en cuestión de minutos cuando su cuerpo alcanza temperaturas superiores a los 42 grados Celsius. El problema es que ellos no sudan como nosotros. Su cuerpo depende del jadeo y de la ventilación por las patas, pero eso no basta cuando el ambiente es sofocante.
Las razas más vulnerables son aquellas con hocico corto —bulldogs, pugs, boxers— además de cachorros, adultos mayores, animales con sobrepeso o con problemas cardíacos y respiratorios. Los perros de pelaje oscuro o muy abundante también corren más riesgo.
La alerta se activa con síntomas discretos, pero contundentes: jadeo continuo, encías muy rojas, debilidad en las patas traseras, salivación excesiva. Si no se actúa de inmediato, el cuadro puede evolucionar hacia vómito, diarrea, convulsiones o pérdida del conocimiento. En algunos casos, hay daño neurológico o fallo orgánico.
Veterinarios y asociaciones protectoras coinciden en tres recomendaciones básicas:
– No sacar a pasear a los perros entre las 11:00 de la mañana y las 4:00 de la tarde.
– Asegurarles siempre agua limpia y fresca, y un espacio con sombra y ventilación natural.
– Verificar la temperatura del pavimento con la mano. Si quema, también les quema a ellos.
Uno de los mayores riesgos es dejarlos dentro de autos cerrados, incluso por pocos minutos. En vehículos estacionados al sol, la temperatura puede subir hasta 60 grados en menos de 10 minutos. Aunque el coche esté en sombra o con ventanas entreabiertas, el golpe térmico es casi inevitable.
En caso de emergencia, los pasos inmediatos son:
– Llevar al perro a un lugar fresco.
– Mojar su cuerpo con agua a temperatura ambiente (nunca fría).
– Priorizar zonas como el cuello, cabeza y axilas.
– Usar ventilador si hay disponible.
– Ofrecerle agua en pequeñas cantidades, sólo si está consciente.
– Llamar al veterinario, aunque el perro parezca mejorar.
Cada verano, miles de perros sufren por condiciones que pueden evitarse. El calor no es solo una incomodidad. En ciertos contextos, es una emergencia silenciosa. Y muchas veces, nadie se da cuenta… hasta que ya es demasiado tarde.