
Once días después de la desaparición de Kimberly Moya, de 16 años de edad, autoridades del Estado de México detuvieron a dos hombres presuntamente implicados en su secuestro en el municipio de Naucalpan.
La Fiscalía General de Justicia mexiquense (FGJEM) informó que los detenidos fueron identificados como Gabriel Rafael “N”, de 57 años, y Paulo Alberto “N”, de 36, quienes fueron ingresados al Centro Penitenciario y de Reinserción Social de Tlalnepantla mientras se determina su situación jurídica.
De acuerdo con las investigaciones, Kimberly Moya desapareció el 2 de octubre de 2025, alrededor de las 16:14 horas, cuando regresaba de un café internet donde imprimió un trabajo escolar.
Las cámaras de seguridad captaron el momento en que Gabriel Rafael “N” se aproximó a ella en la esquina de Filomeno Mata y Diagonal Minas, en la colonia San Rafael Chamapa, y la obligó a subir a un vehículo Volkswagen gris conducido por Paulo Alberto “N”.
Ambos hombres habrían privado de la libertad a la menor y huyeron del lugar “con la finalidad de ocultar su paradero y negar información sobre su destino o ubicación”, según el informe de la fiscalía. Durante las diligencias de búsqueda, agentes ministeriales realizaron un cateo en un taller mecánico donde Gabriel Rafael trabajaba como tornero.
En el cateo fueron halladas unas botas color café con manchas de sangre. Las muestras se enviaron al laboratorio forense, donde los análisis confirmaron que la sangre coincide con el perfil genético de los padres de Kimberly, lo que permitió vincular de manera directa la prenda con la víctima.
La Fiscalía del Estado de México indicó que la detención de los implicados se derivó de este hallazgo y de una serie de videos de cámaras particulares y de seguridad urbana donde se observa al principal sospechoso portando las mismas botas.
El vehículo involucrado, un sedán gris, también fue identificado en los recorridos de vigilancia que muestran cómo seguía de manera constante a la joven desde su domicilio hasta el punto del rapto. Hasta el momento, los detenidos no han proporcionado información sobre el paradero de la adolescente.
Las autoridades mantienen abierta la investigación bajo la presunción de que Kimberly Moya se encuentra con vida, conforme al Protocolo Homologado para la Búsqueda de Personas, que obliga a las instituciones a mantener la búsqueda activa hasta agotar todas las líneas de investigación.
La FGJEM continúa los operativos de búsqueda en coordinación con la Comisión Nacional y la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas, así como con la Guardia Nacional y corporaciones locales.
Fuentes ministeriales señalaron que se mantienen cateos en inmuebles del área de Chamapa, Naucalpan Centro y la zona de San Mateo Nopala, además de análisis a dispositivos electrónicos asegurados a los sospechosos.
Paralelamente, familiares y vecinos de la víctima bloquearon este lunes los carriles laterales de Periférico Norte, a la altura del Parque Naucalli, para exigir resultados en la búsqueda.
La madre de la joven informó que no había sido notificada oficialmente de las detenciones y reclamó que el caso “no quede en el olvido”, mientras colectivos feministas se sumaron a la protesta con mantas y consignas.
El delito de desaparición cometida por particulares está previsto en los artículos 32, fracción II, 34 y 36 de la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, con penas de 25 a 50 años de prisión, y agravantes cuando la víctima es mujer, menor de edad o persona con discapacidad.
Por ahora, el caso continúa bajo la jurisdicción de la Unidad Especializada de Personas Desaparecidas de la FGJEM, que ampliará las entrevistas, peritajes y rastreos de ubicación geográfica del automóvil, mientras los sospechosos permanecen en prisión preventiva en espera de audiencia de vinculación, sin embargo, Kimberly Moya sigue sin ser localizada.
Su nombre forma parte de las más de 12 mil mujeres y niñas reportadas como desaparecidas en el Estado de México en los últimos años… un número que crece cada mes, mientras las familias siguen esperando que el Estado responda con la misma fuerza con la que promete justicia.