Este jueves 23 de enero en Culiacán se reportó una serie de acontecimientos que volvieron a poner a la ciudad en el centro de la polémica que no ha cesado desde el 25 de julio del año pasado, fecha en que cayó el legendario narcotraficante, Ismael “El Mayo” Zambada.
Primero, a muy temprana hora, se reportó el detonación de un artefacto explosivo en el memorial de Édgar Guzmán López, hijo del “El Chapo” Guzmán; cenotafio que está ubicado en el sector norte de la capital sinaloense… lugar que lleva seis meses sumergido en una ola de violencia por la cruenta guerra que no cesa entre las dos facciones del Cártel de Sinaloa: “Los Chapitos” y “La Mayiza”.
Ahí, junto a la cruz de cemento dañada, ubicada frente al centro llantero del City Club, sector Tres Ríos, resultó dañado también un automóvil Aveo color azul rey, que fue alcanzado por el estallido... vehículo que, según las primeras investigaciones, no estaría involucrado en el ataque.
Es en este lugar, donde el 8 de mayo de 2008, el primogénito de Joaquín “El Chapo” Guzmán, Édgar Guzmán López de entonces 22 años de edad, murió tras recibir alrededor de 500 balazos por una presunta confusión entre los propios integrantes de la misma organización criminal a la que pertenecía: El Cártel de Sinaloa.
Dámaso López Serrano, alias “El Mini Lic”, contó en una entrevista con la periodista Anabel Hernández, que el ataque de esa noche fue autorizado por Vicente Zambada Niebla, “El Vicentillo”, hijo de “El Mayo” Zambada a quien presuntamente le habrían proporcionado información equivocada.
Desde entonces, cada aniversario luctuoso de Édgar, así como cada 2 de noviembre, día de muertos, se llena de flores y adornos que recuerdan el presunto incidente... incluso apenas el año pasado, el lugar amaneció con un costoso arco de rosas blancas y rojas... y junto a él, fueron dejadas dos enormes letras con las iniciales del fallecido: E-G... decoración que habría sido mandada colocar por su padre, pues contaba con un listón dorado firmado por Joaquín Guzmán Loera.