En su cuenta de Instagram apareció la imagen: fondo blanco y negro, traje oscuro, las manos entrelazadas, la mirada baja. A un lado, el texto: “Con profundo respeto hacia las autoridades de Jalisco, ofrezco sinceras disculpas…”. Así rompió el silencio Junior H, después de días de especulación y enojo en torno a la sanción que lo dejó fuera de los escenarios del estado.
La disculpa llegó tarde, pero llegó.
Habían pasado apenas unas horas desde que el Ayuntamiento de Guadalajara canceló su concierto del 16 de noviembre en la Plaza de Toros Nuevo Progreso —por irregularidades en los permisos— y pocos días desde que Zapopan lo vetó y lo multó con 33 mil pesos por violar la orden que prohíbe interpretar canciones con contenido delictivo.
El texto fue corto. Sonó medido, casi formal. Pero bastó para reabrir la conversación: ¿fue arrepentimiento o estrategia?
Esa noche del 25 de octubre, en el Palenque de las Fiestas de Octubre, el público de Zapopan coreó los primeros acordes de “El Azul” y “El Hijo Mayor”. Nadie pensó en sanciones ni en reglamentos municipales. Las luces del recinto parpadeaban, los celulares grababan, y Junior H —de 24 años— seguía cantando mientras el ruido del público opacaba cualquier advertencia.
Al amanecer siguiente, el alcalde Juan José Frangie fue directo: el cantante había incumplido la restricción que rige en todos los espectáculos públicos de Jalisco desde abril. Lo multaron, lo vetaron y se encendió un nuevo conflicto entre la industria musical y la política local.
El gobierno estatal había endurecido las reglas meses atrás, cuando un grupo de músicos proyectó imágenes del líder del Cártel Jalisco Nueva Generación durante un concierto en Guadalajara. Desde entonces, cada artista debía entregar su lista de canciones y comprometerse por escrito a no hacer apología del delito. Junior H sí entregó el documento… pero en la lista no estaban esos dos temas.
Esa omisión fue suficiente para abrirle un expediente.
El veto se extendió de inmediato. Guadalajara, que ya analizaba su presentación, decidió rechazar el evento. La alcaldesa Verónica Delgadillo declaró que el trámite estaba incompleto y fuera de tiempo. Con una sola frase cerró la puerta: “No hay condiciones para que se lleve a cabo.”
El golpe fue doble: moral y económico.
La productora estimó pérdidas por más de 12 millones de pesos en boletaje, montaje y hospedaje. Los hoteles de la zona comenzaron a recibir cancelaciones. El nombre de Junior H, que días antes llenaba titulares por su éxito, ahora ocupaba los espacios de sanción y veto.
En medio del ruido, el cantante se calló… nada de entrevistas, nada de voceros. Solo una historia en Instagram: “Con profundo respeto… ofrezco disculpas… me comprometo a cantar temas de amor y corazones rotos”. Bastó. El mensaje corrió entre cuentas de fans y promotores; dividió opiniones… pero puso el tema donde debía estar: en la cancha del Gobierno de Jalisco.
Del lado oficial no hubo movimiento. Sigue vigente la instrucción aplicada en Jalisco desde abril de 2025: en eventos públicos o avalados por autoridad no se interpretan canciones que hagan apología del delito… y cada artista debe registrar por escrito el repertorio antes del show. Junior H presentó su lista… y esa noche, en Zapopan, cantó fuera de registro.
Con eso alcanzó para sanción y veto en el municipio. Después vino Guadalajara: la fecha del 16 de noviembre en la Plaza de Toros Nuevo Progreso quedó cancelada por trámites fuera de tiempo e incompletos, según confirmó la alcaldesa Verónica Delgadillo. Sin expediente completo… no hay concierto.
Hasta ahí, los hechos: una infracción en el Palenque… una multa de 33 mil pesos… un veto municipal… y una fecha caída en la capital del estado. Luego, la disculpa pública del artista y su intento por recomponer la ruta de la gira sin corridos prohibidos. Lo demás —ruido, etiquetas, lecturas— se quedó fuera del papel. Aquí solo queda lo verificable… y el reloj corriendo en contra de cualquier reprogramación en Jalisco.
Su disculpa fue, también, el primer intento de reconciliación pública entre un cantante y las instituciones que lo sancionan.
Dentro del gremio, la tensión es evidente.
Productores y promotores temen que la regulación frene la llegada de espectáculos y afecte la economía local. Algunos lo dicen en voz baja, otros lo publican sin pudor: “Cada vez cuesta más cantar sin que el Gobierno revise la letra.”
En el Congreso de Jalisco, legisladores opositores señalan que la prohibición roza la censura. Argumentan que la música no convierte a nadie en delincuente y que limitar repertorios solo empobrece la cultura popular.
El oficialismo responde que los narcocorridos sí influyen y normalizan la violencia.
El debate es largo, pero la realidad es simple: cada escenario se revisa como un expediente judicial.
En las calles, la conversación es distinta. Afuera de bares y palenques, los jóvenes siguen escuchando las mismas canciones en sus autos. La letra cambia de sentido cuando se canta en voz baja. Para ellos, Junior H no es un provocador; es un reflejo.
El veto no detuvo su carrera.
La gira México en Lágrimas $ad Boyz Tour 2025 sigue su curso con fechas confirmadas en Querétaro, Puebla, Chihuahua y Tijuana.
La presentación de Guadalajara podría reprogramarse en 2026, si el artista demuestra cumplimiento y las autoridades levantan la sanción.
Cercanos al equipo del cantante aseguran que el nuevo repertorio se centrará en temas de desamor y experiencias personales. “Amor y corazones rotos”, escribió él mismo en su comunicado.
Lo cierto es que el joven que hace un año presumía rebeldía en los escenarios, hoy busca una tregua con el mismo sistema que lo castigó.