El chef y panadero británico Richard Hart se colocó en el centro de la conversación pública en México después de que se viralizaran declaraciones en las que aseguró que “en México no existe una cultura del pan”, comentarios que generaron una fuerte reacción en redes sociales y medios locales e internacionales.
Hart, conocido internacionalmente por su trayectoria en panaderías de alto perfil en Estados Unidos y Europa y cofundador de la panadería Green Rhino en la Ciudad de México, hizo estas declaraciones durante una entrevista en el podcast danés PopFoodie Radio en abril de 2024, pero fue hasta recientemente que el audio resurgió en redes. En ese fragmento, además de decir que México “realmente no tiene mucha cultura del pan” criticó la calidad de la harina local y describió panes tradicionales como el bolillo como “pan feo” y calificó al pan dulce diciendo que “ni siquiera es pan; es pastel”.
Las palabras de Hart provocaron indignación entre reposteros, cocineros y amantes de la gastronomía mexicana, quienes defendieron la riqueza de la panadería en México, desde los bolillos y teleras hasta la amplia variedad de panes dulces que forman parte de la vida cotidiana. La controversia también desató un debate más amplio sobre identidad culinaria y la percepción de tradiciones locales frente a puntos de vista extranjeros.
Ante la ola de críticas, Richard Hart publicó una disculpa pública en Instagram en la que reconoció que sus comentarios fueron “mal expresados” y que no mostraron el debido respeto hacia México y su gente. Señaló que “en este país soy un invitado y lo olvidé” y expresó su deseo de aprender de la experiencia, aunque algunas personas consideraron que su disculpa fue insuficiente para apaciguar el debate.
La polémica ha reavivado el debate sobre la necesidad de reconocer y valorar las tradiciones gastronómicas de México, recordando que el pan no es solo un alimento cotidiano, sino un elemento profundamente arraigado en la identidad cultural del país. Desde el siglo XVI, su historia ha evolucionado del legado colonial a una expresión propia, al integrar ingredientes como el maíz y el amaranto, lo que ha dado lugar a una diversidad que hoy representa parte esencial del patrimonio culinario mexicano.