El Mundial de 1970 fue el primero en muchos sentidos:
El primer torneo transmitido a color para todo el mundo.
La primera Copa del Mundo fuera de Europa y Sudamérica.
El debut de las tarjetas amarillas y rojas, aunque el espíritu deportivo fue tan limpio que no hubo expulsados en 32 partidos.
México se convirtió en el corazón del futbol. Desde Guadalajara hasta Toluca, pasando por el monumental Estadio Azteca, el país vibró con una Copa del Mundo que combinó técnica, pasión y espectáculo como ninguna otra.
Entre tantas figuras brillantes —Beckenbauer, Gerd Müller, Bobby Moore, Gordon Banks, Teófilo Cubillas o Dino Zoff— hubo uno que eclipsó a todos: Pelé.
El brasileño, que llegó a México tras superar polémicas y lesiones, disputó su último Mundial decidido a consagrarse como el más grande.
Y lo logró. Con cuatro goles, liderazgo y magia pura, llevó a Brasil a conquistar su tercer título mundial, convirtiéndose en el primer jugador en levantar tres Copas del Mundo.
El momento quedó grabado en la historia: Pelé levantando el trofeo Jules Rimet y siendo coronado por los aficionados mexicanos con un sombrero de charro. Una imagen que recorrió el mundo como símbolo del amor entre México y el futbol.
El desfile de los equipos, la música de la Marina y la ovación del público demostraron el poder organizativo y la calidez del pueblo mexicano, que desde entonces se ganó el respeto del mundo futbolero.
En el Estadio Azteca también se escribió una de las páginas más legendarias del futbol: Italia vs. Alemania, semifinal del torneo.
Fue un duelo épico. Alemania empató en el último minuto para mandar el partido a tiempos extras, donde se anotaron cinco goles en media hora.
El marcador final: Italia 4-3 Alemania, una batalla de resistencia, coraje y talento que todavía hoy es recordada como el mejor partido de todos los tiempos.
La final fue una oda al juego bonito.
Brasil 4-1 Italia, en un Azteca teñido de verde y amarillo.
Fue el triunfo del futbol arte sobre el futbol rígido, el cierre perfecto para una Copa del Mundo que mostró lo mejor del deporte.
“Ganó el futbol… Brasil volvió a exaltar toda la riqueza del futbol bien jugado”, escribió La Afición tras aquella final inolvidable.
México 70 fue más que un torneo: fue el nacimiento del mito.
Un Mundial donde el juego, la pasión y la alegría se fundieron en una sola palabra: futbol.
Hoy, rumbo al Mundial 2026, La Saga del Mundial revive esta historia como la primera parada de un viaje que nos llevará por los momentos que definieron el deporte más hermoso del planeta.