La noche del 3 de diciembre de 1992 quedó registrada como un momento clave en la historia tecnológica y de comunicación. Ese día, Neil Papworth, un ingeniero británico de 22 años, envió el primer SMS del que se tiene registro. El mensaje, un sencillo “Feliz Navidad” salió desde su computadora en el Centro de Servicio de Mensajes Cortos de Vodafone UK y llegó al teléfono Orbitel 101 de Richard Jarvis, entonces directivo de la compañía, quien se encontraba en una fiesta navideña.
En aquel momento, los teléfonos móviles no contaban con teclados ni permitían redactar mensajes; únicamente podían recibirlos. Por ello, Papworth realizó el envío desde una computadora verificando el funcionamiento del software que su equipo había estado desarrollando. Años después recordó que para él se trató solo de una prueba más de rutina, sin imaginar que estaba marcando un antes y un después en la comunicación personal.
Aunque el SMS había sido concebido originalmente como una herramienta interna para redes de telecomunicaciones, su funcionamiento eficiente despertó rápidamente el interés de operadores y fabricantes. La limitación técnica de 160 caracteres, derivada de las capacidades de la red GSM obligó a desarrollar formas de escritura breve que con el tiempo dieron origen a abreviaturas populares, emoticonos y más adelante, a los emojis.
El concepto detrás del SMS no surgió repentinamente. Desde 1984, ingenieros como el finlandés Matti Makkonen considerado por muchos “el padre del SMS”, habían planteado la idea de enviar mensajes cortos a través de redes móviles. Sin embargo, pasar de la teoría a la práctica tomó casi una década.
La evolución se aceleró en 1994, cuando Nokia introdujo los primeros teléfonos capaces no solo de recibir, sino también de enviar mensajes de texto. Ese avance permitió que el SMS comenzara a extenderse entre usuarios comunes. Para finales de los años noventa, el servicio ya se había convertido en una de las formas de comunicación más populares del mundo.
A principios de los 2000, el SMS vivió su auge: se enviaban miles de millones de mensajes cada mes y se convirtió en una herramienta esencial para comunicarse de forma rápida y económica. También abrió la puerta a nuevos usos, como verificaciones bancarias, votaciones de programas de televisión y alertas de emergencia.
Hoy, a 33 años de aquel primer “Feliz Navidad”, el SMS convive con aplicaciones de mensajería instantánea mucho más avanzadas. Sin embargo, su impacto es innegable, ya que fue el primer paso hacia la comunicación móvil moderna, un invento nacido casi por accidente que cambió la forma en que el mundo escribe, conversa y se mantiene conectado.