De acuerdo con dicho descubrimiento publicado como una preimpresión en 'MedRxvid' a principios de octubre, se logró visibilizar el caso de una mujer, quien fue hospitalizada por primera vez en 2020 al interior del campus de los Institutos Nacionales de Salud en Bethesda en Maryland, tras dar positivo y presentar complicaciones a causa del Covid-19.
Posteriormente, se dio a conocer que la enfermedad fue tratada a tiempo, pues se logró reducir significativamente los síntomas dejando entre ver que la paciente ya se encontraba recuperada, sin embargo, diez meses después la mujer seguía dando positivo a los test que se le aplicaban.
Derivado de ello, su situación se tornó un tanto inusual, pues los síntomas eran leves casi imperceptibles, sin embargo, tras administrarle otra prueba los médicos se fueron percatando que la presencia del virus continuaba dentro de su organismo.
Por lo anterior, se detectó que la mujer estaba inmunodeprimida, debido a que el medicamento que se le había suministrado durante su tratamiento por cáncer contribuyó a que sus niveles de de células B (los que producen anticuerpos), bajarán considerablemente.
Los médicos encargados del caso también expresaron la probabilidad de que esto se suscitó a causa de un “falso positivo”, lo cual quiere decir que la prueba aplicada pudo haber detectado fragmentos inofensivos del virus que quedaron en su cuerpo.
Posteriormente, la mujer volvió a contener una carga viral en el mes de marzo; este hecho permitió que los médicos pudieran secuenciar su genoma y con esto descubrir que el virus que cargaba desde hace diez meses era muy parecido al Covid-19, pues dicha cepa no se parecía a ninguna que estuviera en circulación en ese entonces.
Finalmente la paciente recibió un tratamiento específico que le permitió eliminar dicha infección en abril, lo cual arrojó un total de 335 días desde la primera prueba.
Estudios como este permiten que los investigadores puedan reforzar su noción sobre las personas que se encuentran inmunodeprimidas, ya que se ha consolidado que estas tienen menos probabilidad de generar una respuesta inmediata contra virus o incluso con vacunas existentes actualmente.