Desde las primeras horas del viernes, los portones metálicos del centro de Uruapan comenzaron a cerrarse uno tras otro. Tiendas, gasolineras, talleres y mercados dejaron de operar antes de las nueve y media de la mañana.
En cada cortina colgaron moños negros, cartulinas con mensajes de luto y una misma consigna: “El silencio de hoy será nuestra voz.”
A las 10:00 en punto, miles de personas vestidas de blanco y negro se reunieron en la glorieta de McDonald’s. Desde ahí partieron hacia la Pérgola Municipal en una caminata silenciosa convocada por cámaras empresariales, productores de aguacate y organizaciones civiles.
La marcha se convirtió en el acto más grande desde el asesinato del alcalde Carlos Manzo, ocurrido el sábado pasado durante el Festival de las Velas.
Un paro sin precedente
El llamado fue simple: cerrar todo.
Las principales uniones de comerciantes, transportistas y restauranteros se sumaron al paro total de actividades. En las colonias cercanas al centro también se suspendieron clases y servicios. El tránsito se detuvo mientras contingentes caminaban con fotografías del alcalde y velas encendidas.
No hubo gritos ni consignas, solo el ruido de las suelas sobre el asfalto húmedo
Las pancartas exigían justicia y seguridad.
Al paso de la marcha, los vecinos salían a las puertas de sus casas y aplaudían en silencio.
En las fachadas del ayuntamiento ondeaban banderas negras y un retrato de Manzo colgado del balcón principal.
El significado del silencio
Uruapan amaneció en paro total.
Las avenidas lucían vacías y solo se escuchaban las campanas de la catedral marcando las horas. y los organizadores explicaron que no se trató de un acto político, sino de una demanda por seguridad. “La ciudad no puede acostumbrarse al miedo”, señaló uno de ellos en representación.
Mientras en la plaza se encendieron veladoras y se colocó un arreglo floral frente al nombre del alcalde. Los oradores pidieron justicia para Manzo y para todas las víctimas de la violencia en Michoacán.
Para las 12 del día, la movilización se había convertido en un acto de unidad. La ciudad entera permanecía detenida: sin ventas, sin música, sin ruido.