Los principales sectores cinematográficos del país se reunieron con autoridades culturales para presentar y debatir la próxima iniciativa de la Ley Federal de Cinematografía, que será presentada ante el Congreso de la Unión en 2026 con el objetivo de atender las problemáticas estructurales de la industria y fortalecerla en diversas etapas. Días antes, la presidenta Claudia Sheinbaum habló sobre el tema: “Para el próximo año arrancan los incentivos de apoyo a la industria”, afirmó la mandataria, al destacar que la cultura también funciona como un motor económico y necesita reglas claras y estabilidad financiera.
Al encuentro asistieron representantes de las principales instituciones del sector: la Directora General del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), Daniela Alatorre; Claudia Curiel de Icaza, titular de la Secretaría de Cultura; Dinorath Ramírez, directora del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC); y Cristián Calónico, director de Estudios Churubusco. Todos rindieron cuentas de sus sectores y aportaron diagnósticos sobre la situación actual del cine mexicano.
Durante la reunión los sectores coincidieron en que la industria ha tenido avances importantes en producción cinematográfica, con un aumento sostenido de proyectos en los últimos años. El Anuario Estadístico de Cine Mexicano 2024, elaborado por IMCINE, sigue siendo una herramienta clave para medir ese crecimiento y otros aspectos del sector, proporcionando datos actualizados sobre producción, formación y distribución del cine nacional.
Sin embargo, el documento y los participantes destacaron que, a pesar de que la producción y realización de películas mexicanas ha crecido, estas obras enfrentan un desafío persistente: la baja asistencia y distribución en salas de cine, lo que limita su visibilidad y su impacto económico y cultural. De hecho, diversos capítulos del Anuario evidencian que la presencia del cine nacional en salas comerciales sigue siendo inferior a la de otras cinematografías, y que los ingresos en taquilla no reflejan el aumento de producción, lo que plantea la pregunta central: ¿de qué sirve incrementar recursos en la producción si la audiencia no ve las películas mexicanas?
Ese contraste fue uno de los ejes del diálogo entre autoridades y representantes de asociaciones cinematográficas, quienes señalaron que sin mecanismos claros de exhibición y distribución, los apoyos a la creación y producción difícilmente lograrán cumplir su propósito cultural y económico. Por ello se puso sobre la mesa la necesidad de que la nueva ley incluya criterios vinculantes con exhibidores poderosos, como Cinépolis y Cinemex, para que otorguen más espacios y tiempo de proyección al cine mexicano y no se limite la presencia nacional a las salas de la Ciudad de México o festivales locales.
La iniciativa de ley pretende atender de manera integral a todos los eslabones de la cadena cinematográfica, desde la producción y formación hasta la exhibición y preservación. Expertos del sector también destacaron la importancia de descentralizar la cultura cinematográfica mexicana, para que las películas lleguen a todos los estados de la República, y no se limiten a círculos urbanos reducidos. La discusión incluye el fortalecimiento de redes de exhibición alternas, festivales regionales y mecanismos que incentiven a los exhibidores comerciales a abrir sus pantallas al cine nacional, puntos clave que deben integrarse en la reforma.
La nueva Ley Federal de Cinematografía representa, sin duda, una oportunidad histórica para consolidar un marco legal que atienda las necesidades del cine mexicano. Sin embargo, es importante entender que la ley no puede enfocarse únicamente en la producción, sino que debe garantizar que las obras mexicanas sean vistas por el público en salas comerciales y plataformas. Solo así se traducirá el esfuerzo creativo y el respaldo económico en impacto cultural real para la sociedad mexicana.