
El astronauta Yuri Gagarin iba en una carretera al sur de Kazajistán, se dirigía al cosmódromo de Baikonur, sin embargo, le dieron ganas de orinar, pero al encontrarse en medio de la nada le pidió al chofer que se detuviera.
En ese entonces Gagarin tenía 27 años, una vez que el conductor se detuvo, el astronauta hizo sus necesidades fisiológicas en la rueda trasera derecha del auto donde viajaba.
Este suceso se volvió una tradición entre los astronautas, por lo que desde el 12 de abril de 1961 todos los que viajan al espacio repiten esto.
La rutina la hacen tanto hombres como mujeres, se considera una costumbre o incluso superstición, por su parte, las mujeres incluso llevan una muestra de orina para derramarla sobre un neumático.
Debido a los trajes especiales, los astronautas deben orinar antes de colocárselo, por lo que sufren percances como Alan Sherpard, el primer estadounidense en ir al espacio, el 5 de mayo de 1961, la misión estaba prevista que duraría cerca de 15 minutos, no obstante se atrasó por tres horas.
Sherpard aseguró que debía orinar, pero los controladores le dijeron que lo hiciera ahí mismo porque no había tiempo. Actualmente los astronautas utilizan pañales de máxima absorción bajo el traje espacial para poder permanecer sin ir al baño durante mucho tiempo.