
El anuncio llegó como un golpe seco en la industria aérea… El Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT) determinó que la inmunidad antimonopolio que desde hace casi una década protege la alianza entre Aeroméxico y Delta Air Lines dejará de existir el 1 de enero de 2026. Con ello, la relación estratégica que ambas compañías habían presentado como un modelo de integración binacional queda desmantelada… y el futuro de cientos de vuelos diarios entre México y Estados Unidos entra en terreno de incertidumbre.
El dictamen es tajante: Washington concluyó que la alianza ya no es compatible con el interés público. Las restricciones en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), la reubicación obligada de vuelos de carga al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y la asignación de “slots” han generado un escenario que, según el DOT, rompe con los principios de los acuerdos de cielos abiertos.
“El mercado ya no es abierto ni competitivo… mantener esta alianza solo agrava la injusticia y el daño real y potencial a otras aerolíneas y consumidores”, sostuvo el organismo estadounidense al justificar la decisión.
Una relación que se tambalea tras tres décadas
La historia entre Aeroméxico y Delta comenzó en 1994, cuando firmaron su primer acuerdo de código compartido. En 2011 reforzaron la cooperación y en 2016, tras recibir la inmunidad antimonopolio, lanzaron una empresa conjunta que les permitía repartirse rutas, fijar tarifas y coordinar ingresos en vuelos transfronterizos.
Ese modelo, respaldado además por la compra de 20 % de las acciones de Aeroméxico por parte de Delta en 2017, les dio la posibilidad de operar como una sola aerolínea en un mercado donde compiten directamente con American Airlines, United, Southwest y otras de bajo costo.
Hoy, esa integración entra en proceso de liquidación. El DOT amplió unos meses el plazo para la disolución: de octubre de 2025 al 1 de enero de 2026, con el argumento de que así se evita una disrupción abrupta en la conectividad aérea.
La versión de las aerolíneas
Aeroméxico lamentó la decisión y defendió los beneficios de la alianza: conectividad, turismo y reducción de costos. Subrayó que los acuerdos de código compartido seguirán vigentes, así como la reciprocidad en programas de viajero frecuente, lo que significa que los pasajeros continuarán acumulando y canjeando puntos sin alteraciones.
Delta advirtió que la ruptura “causará un daño significativo” a los viajeros y a las comunidades que dependen del tráfico aéreo binacional. En su argumento, la coordinación de operaciones no solo reducía costos, sino que garantizaba estabilidad en tarifas y disponibilidad de asientos en rutas clave como Nueva York–Ciudad de México, Los Ángeles–Guadalajara o Atlanta–Monterrey.
Ambas aerolíneas calculan que el fin de la inmunidad generará una pérdida de 800 millones de dólares anuales en beneficios a los consumidores, además de un impacto negativo en empleos de ambos lados de la frontera.
Lo que está en juego
Con la revocación de la inmunidad, Aeroméxico y Delta ya no podrán decidir conjuntamente precios ni repartirse rutas, ahora, cada una, deberá competir como cualquier otra compañía aérea impactando directamente en el incremento de tarifas, reduciendo su capacidad en ciertos vuelos y provocando una ola de desempleo.
Caída en el turismo y en la contribución al PIB bilateral.
Aunque los pasajeros no verán cambios inmediatos —los códigos compartidos y beneficios de lealtad seguirán activos—, especialistas advierten que a partir de 2026 se sentirán los efectos reales en disponibilidad de vuelos y en el costo de viajar entre México y Estados Unidos.
El trasfondo político
La decisión del DOT no se entiende sin el contexto de las tensiones bilaterales. En Washington se percibe que México ha tomado medidas unilaterales que benefician a su aerolínea bandera y limitan la competencia.
Para el gobierno mexicano, en cambio, esas medidas responden a una estrategia para aliviar la saturación del aeropuerto capitalino y aprovechar nuevas infraestructuras. Pero la lectura en Estados Unidos fue distinta: un terreno desigual que vuelve insostenible mantener la inmunidad.
Un futuro de competencia abierta
Lo único claro es que Aeroméxico y Delta deberán rediseñar su relación. Seguirán siendo socias comerciales, pero ya no podrán actuar como una sola. El DOT insiste en que restablecer la competencia es prioritario y que los costos de tolerar la alianza superan a sus beneficios.
El calendario está marcado: el 1 de enero de 2026, el mercado transfronterizo entre México y Estados Unidos volverá a ser un tablero de competencia abierta.
Y mientras llega esa fecha, las aerolíneas trabajan contrarreloj para ajustar su estrategia… los consumidores miran con incertidumbre el futuro de sus vuelos… y la industria aérea espera que la tormenta no se traduzca en boletos más caros y cielos más restringidos.