
Guerrero es el más claro ejemplo de lo que ocurre cuando un gobierno se repliega, desiste de sus funciones y abandona a su gente, hace un año y cinco meses que Evelyn Salgado asumió la gubernatura, pero son los 25 grupos criminales del estado los que ejercen el poder. Controlan hasta el comercio del gas y pollo, las rutas de narcotráfico, los cultivos ilegales, la minería, tienen las manos metidas en el sector turístico. Administran el dinero, la muerte y la droga y ahora incluso se han metido con la fe, pues los penitentes de la Semana Santa en Taxco acusan ser víctimas de extorsión por parte del crimen organizado. Antes de Evelyn Salgado, Guerrero ya tenía una situación muy compleja, luego de la desaparición de los 43 normalistas, la sociedad no volvió a ser la misma. La 4-T llegó con una gran promesa de pacificación, pero la situación actual es devastadora desde la montaña hasta la costa, todos los días Guerrero está bajo fuego. Masacres como aquella de San Miguel Totolapan, donde 20 personas fueron asesinadas y que sigue impune o la de Petaquillas, cuando mataron a seis personas en una granja, justamente cuando se hizo visible que la delincuencia organizada se había apropiado hasta del comercio de pollos.