
El Instituto Nacional Electoral, el INE, ya le había “perdonado” a Morena el evento de las “corcholatas” en Toluca, pero ayer ya no se las pasó. La Comisión de Quejas y Denuncias le puso un “estate quieto” a las corcholatas, al Presidente y a otros 25 funcionarios morenistas al dictarles medidas cautelares por el evento del pasado 26 de junio en Coahuila y por supuesto, el partido del Presidente no perderá la oportunidad de capitalizar esta confrontación. Lo que estamos viendo amerita una discusión más profunda.
Desde que Morena es Morena, ha jugado con los límites de la Ley electoral. El esquema es muy simple, a sus precandidatos los llama “Coordinadores de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación” y a sus mítines “asambleas informativas”. Así, aprovechando los vacíos de la Ley es como varias veces ha eludido castigos por actos anticipados de campaña y también ha evadido la responsabilidad de transparentar sus gastos, porque esas reuniones no configuran, estrictamente, actos de precampaña.