Todo comenzó con una vieja fábrica de electricidad conocida como “La Alianza” a fines del siglo XIX que alumbró algunas de las primeras farolas eléctricas de Andalucía, España hoy décadas después se transformó en un fenómeno global.
El punto de partida fue tan sencillo como mágico: un comerciante local, Francisco Jiménez Carmona, colocó una estrella de madera revestida con bombillas en su escaparate en Navidad. Ese gesto espontáneo generó admiración, llevó al municipio a iluminar sus calles y marcó el impulso para la creación de Ximenez Group, la firma que hoy diseña decoraciones para más de 600 ciudades en 40 países.
Actualmente, en una campaña navideña típica, en Puente Genil trabajan más de 180 empleados día y noche armando millones de luces LED que saldrán rumbo a destinos tan diversos como Dubái, Nueva York, Moscú, Sídney, entre otros.
Pero el pueblo no se limita a fabricar: sirve como laboratorio creativo. Calles como La Matallana y el Paseo del Romeral se convierten cada año en un escaparate de innovación lumínica. Allí se prueban nuevas estructuras, túneles de luces, espectáculos sincronizados, instalaciones inmersivas… que luego se trasladan a ciudades de todo el mundo.
El impacto va más allá del asombro visual: estas decoraciones impulsan el turismo, dinamizan economía local y se transforman en motivo de orgullo para comunidades enteras. Ciudades que ‘compran’ estas luces invierten en identidad festiva, en ambiente, en tradiciones compartidas.