La tragedia golpeó con fuerza la colonia La Cruz Coyuya en Iztacalco el pasado 17 de abril, cuando María José, una joven de 17 años, fue víctima de un feminicidio brutal que sacudió los cimientos de su comunidad. En entrevista en “Me lo dijo Adela”, expertos en el caso revelaron información inédita sobre la compleja situación de violencia en contra de las mujeres que atraviesa el país.
El jefe de información de “La Querella Digital” detalló que el agresor, identificado como Miguel Cortés, era vecino de la familia desde hace ocho años. Al notar que que la menor se encontraba sola en casa, perpetró el ataque atroz que dejó a María José sin vida y a su madre, Casandra, luchando entre la vida y la muerte en el hospital.
Los detalles del crimen son desgarradores: Cortés descendió a la habitación de María José, donde la violó y luego la apuñaló sin piedad. Cuando Casandra llegó para defender a su hija, también fue atacada por el agresor. La rápida respuesta de los vecinos, que alertaron a las autoridades, evitó que Cortés escapara impune.
El presunto agresor, Miguel Cortés, alega trastornos y una obsesión enfermiza por María José, pero esto no justifica el horror que infligió a esta joven y a su familia. Hoy, su destino legal será decidido antes del mediodía, pero es probable que enfrentará cargos por feminicidio y tentativa de feminicidio.
En medio de la devastación, surgen preguntas sobre el entorno en el que se gestó este acto abominable. Los peritos han determinado que Cortés no forzó la entrada, lo que sugiere una inquietante familiaridad con María José y su hogar. Algunas versiones indican que la madre de la víctima conocía al agresor desde hace años, añadiendo una capa de complejidad a este caso.
En una entrevista con Ana Yeli Pérez Garrido, asesora jurídica del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio y directora de Justicia Pro Persona A.C., se destacó la urgente necesidad de abordar las raíces profundas de la violencia de género en México. Aunque ha habido ciertas mejoras en la política pública, la respuesta del estado ha sido insuficiente, lo que refleja una permisividad que envía un mensaje peligroso a la sociedad.
Ante todo, este trágico incidente no es aislado, sino que es un recordatorio sombrío de la violencia endémica que enfrentan las mujeres y adolescentes en México.
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