Al presidente no le basta con hacer que los jueces, ministros y magistrados sean elegidos mediante el voto popular. No le basta con destruir al actual Consejo de la Judicatura, encargado de supervisar las actividades del Poder Judicial. No le basta tampoco con aplicar las medidas de austeridad republicana a la Suprema Corte de Justicia. A diferencia de los exmandatarios que suscribieron el documento, yo no puedo asegurar que la actual Administración comparta sus propósitos con los mismos de las dictaduras y autoritarismos emergentes en América Latina. Pero me parece extremadamente preocupante que tampoco pueda descartarlo por completo.