La marea rosa existe y ayer no solo disputó, sino que abarrotó la plaza más pública de todo México… Un espacio que por años llenó un sólo hombre, pero que ayer recibió a lo más vivo que tiene una democracia… Una ciudadanía viva y activa… La Marcha por la Democracia fue un éxito, pero no por estar en contra del presidente López Obrador, sino porque la causa lo trasciende a él… Porque la democracia no es sexenal, sino una apuesta política para que las reglas del poder sean claras e igualitarias… Una apuesta a los contrapesos sanos… Una apuesta por el futuro… El objetivo de la protesta fue muy claro y el discurso de Lorenzo Córdova, ex consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, lo retrató de forma muy puntual… La democracia no es una cosa caída del cielo, ni un regalo de los gobernantes, sino el fruto de una lucha ciudadana de hace más de 40 años… Cuando la gente se hartó de la concentración del poder, cuando las elecciones eran apenas un trámite que nos separaba de estar en la canasta de las dictaduras de América Latina… Pero como cualquier democracia, necesita de una tierra fértil… Esa tierra requiere de actores políticos a la altura, de reglas claras para acceder al poder y a los puestos de representación popular… De mecanismos que eviten que una sola persona o un grupo minúsculo tome las grandes decisiones… De tribunales que hagan valer la Constitución y la separación de poderes… Si eso se pone en tela de juicio, si eso se encuentra bajo ataque… O si la confianza en esos aparatos se dinamita, entonces estaremos en serios problemas, por eso es que la protesta de ayer se vuelve tan necesaria… Porque sólo las y los demócratas pueden cuidar la democracia…