En entrevista en "Me lo dijo Adela" con la periodista de Animal Político, Nayeli Roldán, se comentó sobre una investigación que realizó a partir de una serie de denuncias de padres de familias en torno a que no encontraban vacunas del cuadro básico, entre ellas sarampión, rubéola y hepatitis, para sus hijos. Cuando era cuestionado, el gobierno federal culpaba a la prensa por ser “periodismo de sicarios” y argumentaban que la baja en vacunas se debía a la pandemia. En la investigación que presentó la periodista, se buscaba comprobar si esta afirmación era cierta.
Roldán, expone que México era un ejemplo a seguir en temas de vacunación. Sin embargo, esta fama que mantuvo el gobierno por 30 años, cambió de forma radical en la administración actual. Tras una exhaustiva revisión de información oficial proporcionada a partir de solicitudes de información, se encontró que “la baja en la vacunación no se dio por la pandemia”, ya que comenzó en 2019. Entre las pruebas que lo demuestran, la periodista menciona a la vacuna del BCG para recién nacidos. Nuestro país había alcanzado una cobertura del 95 al 100% de niños vacunados en los últimos 25 años, pero en 2019 baja a 76% la cobertura de la vacuna, lo que representa niveles que tenía México en 1995. ¿Por qué? La política de austeridad del gobierno llegó al punto de no comprar la vacuna.
Para Roldán, la magnitud de este problema es mayúsculo, ya que las vacunas previenen enfermedades ya erradicadas, como el sarampión, tuberculosis o neumococo. En el caso de la ausencia de las vacunas para infantes, la periodista menciona que las consecuencias no se verían de forma inmediata, pero a largo plazo, representa un problema grave de salud pública. Esto provoca que la población se encuentre en una situación de vulnerabilidad, ya que muchas de esas vacunas, si bien pueden conseguirlas en el sector privado, el precio llega a ser tan alto que la población no puede acceder a ellas.
Pero esto no solo tiene un impacto en la salud de la población, sino que también representa una amenaza para las finanzas públicas, ya que implica un incremento en los gastos para atender a las personas enfermas.De esta forma, Nayeli Roldán exhibe cómo las políticas de austeridad del presidente, en casos como este no representan un ahorro real para el Estado, sino una cortina de humo que si bien ahora esconde gastos, las repercusiones futuras representarán un mayor gasto del que pudo representar la compra de las vacunas en primer lugar.