Muchos esperaban que, tras las elecciones, hubiera un proceso de autocrítica y de renovación al interior del priismo. Sin embargo, para muchos, lo ocurrido ayer en esta reunión nacional de la dirigencia priista fue el tiro de gracia para el partido político que gobernó a México durante prácticamente todo el siglo XX, y que ahora parece haber sido reemplazado por Morena en su calidad de partido hegemónico con respaldo popular. Si las cosas siguen así, no sólo pareciera que el PRI es incapaz de salvarse a sí mismo, sino que, incluso, da la impresión de que de manera deliberada se está llevando a cabo una especie de suicidio o harakiri político.