Ayer, sostenía que el fin de semana que acaba de
terminar iba a ser recordado por la marcha de la Marea Rosa y por el último
debate presidencial, como una especie de antesala de las próximas elecciones.
Pero, lamentablemente, fui demasiado optimista. Una vez más, la violencia le
robó los reflectores a la democracia. Los disparos sonaron más fuertes que las
palabras, que los argumentos y que las consignas. Y vivimos el fin de semana
más violento en lo que va del año.
De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, entre el viernes 17 y el domingo 19 de mayo, se registraron 280 homicidios dolosos. En promedio, cuatro asesinatos cada hora, es decir, uno cada 15 minutos.
El viernes, se contabilizaron 97 homicidios. Puebla, con 13 casos, resultó el estado más violento, seguido de Nuevo León, Guanajuato y el Estado de México, con 9 asesinatos cada uno.
El sábado, en Chiapas hubo 11 homicidios, mientras que Guanajuato y Nuevo León tuvieron 10 cada uno.
Esta cifra llama la atención porque apenas un día antes, desde Tapachula, el presidente Andrés Manuel López Obrador había tenido la indolencia de “presumir” los “avances” de seguridad en Chiapas, llegando al extremo de asegurar que en los “últimos cinco años el estado no había tenido problemas graves de violencia”. Por desgracia, veinticuatro horas después, la realidad demostró tener “otros datos”.
Y no sólo eso. El domingo, también en Chiapas, sufrió un atentado Nicolás Noriega Zavala, el candidato de Morena que busca reelegirse para la presidencia municipal, y que se salvó milagrosamente. Sin embargo, el ataque armado dejó cinco muertos, entre ellos dos mujeres, y dos heridos.
No obstante, lo peor estaba por llegar. Las 104 muertes violentas reportadas hicieron del domingo el día más sangriento de este 2024.
Por momentos, da la impresión de que ya estamos acostumbrados a estas cifras que parecen sacadas de una película de terror. Y es que no son la excepción, sino la norma en nuestro país.
Aunque el presidente López Obrador ha intentado destacar que ha bajado la tendencia de los homicidios en nuestro país, su sexenio será recordado como el más violento de la historia reciente, con 50 mil personas desaparecidas y 186 mil personas asesinadas… Para que tengan una idea de la gravedad del problema, es como si se hubieran masacrado, dos veces, a quienes se congregaron en el Zócalo con motivo de la Marea Rosa. En este sentido, puede destacarse que nuestro país tiene la decimocuarta peor tasa de homicidios dolosos de todo el mundo. La cifra resulta escandalosa si se piensa en todas las naciones que están en guerra, que atraviesan conflictos civiles armados o que son asoladas por grupos terroristas.
Durante la actual Administración, también han aumentado las víctimas de extorsión, las lesiones dolosas, la trata de personas y las víctimas de delitos contra la libertad personal. Así que la afirmación del presidente de que en México no hay más violencia, sino más homicidios, no sólo es desafortunada, sino cuestionable.
De hecho, la actualización más reciente del “Índice de Paz de México” reporta que la paz en nuestro país, se ha deteriorado en un más de un 14% desde 2015, con tasas de crimen organizado y de homicidios notablemente más altas que hace nueve años.
Para mí, lo más terrible del caso es que no veo cómo va a ser posible detener esta espiral de violencia en México. Los grupos del narcotráfico cada vez son más crueles y más poderosos. Es muy significativo, por ejemplo, que las incautaciones de fentanilo en la frontera entre México y Estados Unidos aumentaron un 900% entre 2019 y 2023. También llama la atención que, en los últimos nueve años, el recuento anual de homicidios relacionados con el crimen organizado aumentó exponencialmente, de unos 8 mil a unos 20 mil por año.
También ha aumentado la incidencia del narcotráfico en el Gobierno. Recientemente se dio a conocer que, de cara al próximo 2 de junio, se han retirado 980 aspirantes para algún cargo público, muchos de ellos debido a las amenazas por parte del crimen. Esto equivale al cinco por ciento de los más de 20 mil cargos que están en juego. En 2023, también creció la criminalidad contra políticos, ya que hubo más de 170 asesinatos de políticos, funcionarios del gobierno y sus familiares, el número más alto del que se tiene registro.
Haciendo un repaso de este fin de semana, no hay mucho espacio para el optimismo. En el debate presidencial del domingo, las candidatas y el candidato presentaron sus propuestas para combatir la inseguridad. Pero viendo todas estas cifras que les acabo de dar, yo me pregunto si realmente hay alguien capaz de detener la violencia en nuestro país… O si, por desgracia, son sólo promesas que, con el tiempo, se mancharán de sangre.
Yo soy Adela Micha.