Cada vez que hablamos de seguridad y Donald Trump, salen a la conversación dos países principalmente: México y Venezuela. Con nuestro país, el nivel de entendimiento pareciera, por momentos, llevar buen rumbo, pero con Venezuela, las tensiones siguen en aumento.
Apenas el 10 de diciembre, mientras se daba el escape de Venezuela de María Corina Machado, líder opositora venezolana, Estados Unidos dio otro golpe. El presidente Donald Trump, confirmó que su gobierno confiscó un petrolero frente a las costas del país sudamericano.
Ahora llega otro manotazo de Trump hacia Maduro. Declaró al gobierno de Venezuela como “organización terrorista extranjera”, y ordenó un bloqueo total “de cada uno de los petroleros autorizados que entran y salen” del país latinoamericano “hasta que devuelvan a Estados Unidos todo el petróleo, las tierras y otros activos que según dice, les robaron”.
El Gobierno de Venezuela, por su parte, calificó la medida como “una amenaza temeraria y grave contra la República Bolivariana de Venezuela” y aseguró que se trata de una violación “al Derecho Internacional, el libre comercio y la libre navegabilidad”.
Lo cierto es que a pasos cortos, Estados Unidos está logrando neutralizar a Maduro, y más cuando los congresistas han encontrado un enemigo en común y legislan bajo esta nueva perspectiva. Marco Rubio, secretario de estado estadounidense, aseguró que no permitirán que los cárteles sigan afectando a su pueblo.
Y ¿por qué decimos que Maduro está rodeado?, no solo por la presión estadounidense, ahora se sumó otro actor que ya fijó postura. José Antonio Kast, presidente electo de Chile, expresó su respaldo a una eventual acción encabezada por Estados Unidos para remover a Nicolás Maduro del poder en Venezuela. Afirmó que cualquier actor que decida poner fin al gobierno venezolano contará con su apoyo, al considerar que la situación representa un problema regional que requiere una solución internacional.