
Washington amaneció este jueves en su segunda jornada de cierre administrativo. Las puertas de cientos de oficinas federales permanecen cerradas y la parálisis ya amenaza con golpear a miles de familias de trabajadores públicos.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó que la cifra de empleados federales despedidos durante la crisis “probablemente será de miles”. En conferencia de prensa responsabilizó a los demócratas del bloqueo: “Estas conversaciones y reuniones no estarían ocurriendo si ellos hubieran votado para mantener abierto el Gobierno”.
La Oficina de Administración y Presupuesto (OMB) advirtió que las notificaciones podrían empezar en cuestión de dos días. Su director, Russell Vought, detalló que las agencias recibieron memorandos para identificar programas no esenciales y proceder a despidos si la paralización se prolonga.
La estrategia Trump
Lejos de limitarse a suspender a los trabajadores sin salario, como en cierres previos, la Administración de Donald Trump diseñó un plan para utilizar la parálisis como palanca política. El presidente busca recortar de manera estructural la nómina federal y remodelar agencias consideradas “demócratas”, con despidos que podrían ser definitivos.
Trump elogió públicamente a Vought, al que describió como capaz de reducir el presupuesto “a un nivel que no podrías hacer de otra manera”. La Casa Blanca también suspendió 18 mil millones de dólares en fondos de infraestructura para proyectos en Nueva York, incluido el Túnel Hudson, en un movimiento interpretado como golpe político a líderes demócratas del Congreso.
Un reportaje de The Washington Post advirtió, sin embargo, que varios altos funcionarios recomendaron a agencias no proceder con despidos inmediatos, al considerar que podrían violar la ley de asignaciones presupuestarias y abrir la puerta a demandas sindicales.
El bloqueo legislativo
El cierre se originó tras el rechazo en el Senado a dos propuestas presupuestarias, una republicana y otra demócrata, que buscaban destrabar la negociación. Los demócratas insisten en aumentar fondos para sanidad; los republicanos los acusan de intentar extender servicios a migrantes en situación irregular.
La cifra es contundente: 750 mil empleados federales considerados no esenciales ya están suspendidos sin sueldo, mientras 1,5 millones siguen laborando sin salario en áreas críticas como seguridad, control aéreo y migración. La Oficina de Presupuesto del Congreso estima que el costo es de 400 millones de dólares diarios en sueldos no pagados.
Impacto y riesgos
Cada día de cierre afecta al consumo privado y amenaza con arrastrar al PIB. La experiencia de cierres previos mostró que la demanda agregada cae, el sector privado pierde ingresos y se frena la producción. La Oficina de Presupuesto del Congreso prevé que los efectos se reviertan cuando los trabajadores regresen… pero advierte que cuanto más dure la paralización, mayor será el golpe económico.
El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, lo admitió: “Cuanto más tiempo dure esto, más dolor se infligirá, porque es inevitable cuando el gobierno se cierra”.
Sin salida inmediata
Trump endurece su posición. Ha dicho que no dará marcha atrás mientras los demócratas mantengan su exigencia de reforzar la cobertura sanitaria. La Fundación Kaiser Family calcula que de no aprobarse recursos adicionales, las primas de seguros médicos podrían duplicarse para millones de estadounidenses.
Mientras, la Casa Blanca blinda con recursos extraordinarios a los Departamentos de Defensa y Seguridad Nacional, para garantizar que la campaña migratoria y de deportaciones masivas continúe sin interrupciones.
En el Congreso, no se prevén votaciones antes del viernes, en respeto al Día del Perdón judío. La Cámara retomará sesiones hasta la próxima semana. Sin acuerdo, el cierre amenaza con extenderse por todo octubre.
Una crisis política y laboral
Para Trump, la parálisis representa una oportunidad: adelgazar la burocracia y castigar a opositores. Para los sindicatos y trabajadores federales, en cambio, es una amenaza existencial.
La frase del líder demócrata de la Cámara, Hakeem Jeffries, resume el momento: “La crueldad es el objetivo”.
Estados Unidos entra en su segundo día de cierre sin horizonte claro de reapertura… y con la amenaza latente de miles de despidos que marcarían un punto de quiebre en la fuerza laboral federal.