Rusia ha dado un paso alarmante en su represión de las minorías sexuales al incluir al movimiento LGBT+ en una lista de organizaciones extremistas y terroristas. Esta medida, tomada por la agencia Rosfin Monitoring, otorga a las autoridades el poder de congelar las cuentas bancarias de más de 14,000 personas y entidades designadas como extremistas, una lista que abarca desde grupos como Al Qaeda hasta el gigante tecnológico estadounidense Meta y los aliados del fallecido líder opositor ruso Alexei Navalny.
La decisión de agregar al movimiento LGBT+ a esta lista se basa en un fallo de la Corte Suprema de Rusia del pasado noviembre, que argumentaba que los activistas LGBT+ deberían ser designados como extremistas. Esta medida, según representantes de la comunidad LGBT+, podría conducir a arrestos y procesamientos injustos.
El presidente Vladimir Putin, recién reelegido para un nuevo mandato de seis años, ha defendido repetidamente "la familia" y la religión frente a lo que él percibe como la decadencia del Occidente. Durante la última década, Rusia ha endurecido las restricciones sobre expresiones de orientación sexual e identidad de género, con leyes que prohíben la "propaganda" de relaciones sexuales no tradicionales entre menores desde 2013. Estas restricciones se ampliaron significativamente a fines de 2022, prohibiendo cualquier forma de "propaganda" LGBT+ en los medios, internet, libros y películas. En julio de 2023, se aprobó una ley que prohíbe a las personas transgénero las operaciones quirúrgicas y terapias hormonales.
La inclusión del movimiento LGBT+ en la lista de organizaciones extremistas llega en un momento en que Rusia está involucrada en una campaña militar en Ucrania desde febrero de 2022. Durante este período, las autoridades rusas han intensificado la represión contra las minorías sexuales. Ejemplos recientes incluyen el encarcelamiento preventivo de los gerentes de un bar en la región de los Urales, enfrentando acusaciones de "extremismo" LGBT+ y penas de hasta diez años de cárcel.
Esta escalada represiva es profundamente preocupante y constituye una clara violación de los derechos humanos fundamentales. La criminalización de la orientación sexual y la identidad de género es una afrenta a la libertad individual y a la diversidad que enriquece cualquier sociedad.
La comunidad internacional debe condenar enérgicamente estas acciones y presionar a Rusia para que respete los derechos de todas las personas, independientemente de su orientación sexual o identidad de género. Es imperativo que se tomen medidas concretas para proteger a las personas LGBT+ en Rusia y en cualquier parte del mundo donde se enfrenten a la discriminación y la persecución.
En un momento en que la igualdad y la inclusión son valores fundamentales, es inaceptable que se sigan perpetuando leyes y políticas que niegan los derechos básicos de las personas LGBT+. Rusia, al igual que cualquier otro país, debe reconocer y respetar la diversidad de sus ciudadanos y garantizar su pleno derecho a vivir sin temor a la persecución o discriminación.