
Tras el escándalo captado en la llamada “kiss cam” de Coldplay, la empresa Astronomer informó sobre la renuncia del CEO, Andy Byron, pues trasciende que no resistió la presión mediática y social que pesa en su contra tras haberlo captado en una infidelidad que le costó, además de una familia estable, su puesto en la compañía.
El anuncio se hizo oficial este 19 de julio a través de un comunicado publicado en la cuenta de X de la empresa tecnológica, con sede en Nueva York. En el texto, la junta directiva confirma que aceptó su dimisión y subraya que los estándares de conducta que se espera de sus líderes no se cumplieron.
“Andy Byron presentó su renuncia y la Junta Directiva la aceptó”, señala la declaración, agregando que se buscará un nuevo director ejecutivo mientras el cofundador y director de producto, Pete DeJoy, asume de forma interina el cargo.
La renuncia ocurre tres días después de que un video del propio Byron circulara ampliamente en redes sociales. Las imágenes fueron tomadas durante un concierto de Coldplay, el 16 de julio, en las afueras de Boston, donde el ahora exdirector aparece abrazando a Kristin Cabot, directora de Recursos Humanos de Astronomer.
Ambos están casados. Pero en el momento en que fueron captados por la “kiss cam”, se comportaban de manera afectuosa. Cuando se vieron en la pantalla gigante del estadio, reaccionaron con nerviosismo: él soltó el abrazo de forma abrupta y ella se cubrió el rostro con las manos, agachándose para intentar salir del encuadre.
El gesto fue suficiente para disparar las sospechas… y la viralidad.
Chris Martin, vocalista de la banda, incluso bromeó desde el escenario:
“¡Oh, oh! O están teniendo un romance o simplemente son muy tímidos”, dijo entre risas. Lo que nadie imaginaba es que la escena derivaría en una crisis institucional para una empresa valuada en más de 1,000 millones de dólares.
Las redes no tardaron en identificar a la pareja. El nombre de Andy Byron fue buscado más de 2 millones de veces en 24 horas, y medios como Business Insider y Axios confirmaron que la mujer que lo acompañaba era Kristin Cabot, integrante del mismo equipo ejecutivo.
La controversia creció por el cargo que ella ocupa: Recursos Humanos, el mismo departamento que suele advertir a los empleados sobre relaciones inapropiadas dentro del trabajo.
“Lo más loco del escándalo del CEO de Astronomer es que fue con la encargada de Recursos Humanos. La que te diría que no puedes hacer eso”, ironizó un usuario en la red X.
La empresa intentó contener la crisis lo antes posible. Inició una investigación interna y confirmó que ningún otro empleado estaba en el evento, desmintiendo rumores de que más personal conocía del presunto vínculo.
“Alyssa Stoddard no estuvo en el evento y ningún otro empleado apareció en el video”, aclaró la compañía.
También desmintió una supuesta disculpa de Byron que circuló en línea. El texto resultó ser falso y procedente de una cuenta parodia. El CEO, hasta su renuncia, no había hecho ninguna declaración pública.
Astronomer subrayó en su comunicado que, a pesar del escándalo mediático, su misión técnica permanece intacta:
“Si bien la percepción de nuestra empresa puede haber cambiado de la noche a la mañana, nuestro producto y el trabajo que realizamos para nuestros clientes no lo han hecho”.
Byron había asumido como CEO de la compañía en 2023. Kristin Cabot se había integrado apenas nueve meses antes, según sus perfiles en LinkedIn. Sobre ella no hay aún pronunciamiento oficial, aunque versiones extraoficiales apuntan a que fue puesta en licencia mientras se desarrolla la indagatoria.
Lo sucedido llevó incluso a otras bandas a tomar precauciones. Durante su presentación en Wisconsin, Chris Martin —vocalista de Coldplay— lanzó una advertencia al público:
“Nuestras cámaras van a apuntar al público. Así que si no quieren aparecer, si están haciendo algo que no deberían... ya saben”.
La frase no pasó desapercibida. Era un guiño claro al escándalo Byron-Cabot… y también un recordatorio de que hoy cualquier momento puede volverse viral.
Mientras tanto, las bromas y memes siguen circulando. Algunos ironizan con que lo verdaderamente imperdonable no fue la infidelidad, sino cometerla en un concierto de Coldplay. Otros apuntan al absurdo de una relación laboral prohibida que terminó siendo exhibida ante millones… por una “kiss cam”.
Pero más allá del chiste fácil, el caso de Andy Byron es ya uno de los ejemplos más visibles de cómo el ámbito personal puede impactar de lleno en la reputación de una empresa, en tiempo real y frente al escrutinio global.