Fue desde Washington D.C. donde el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump realizó el siguiente anuncio ante la prensa “Acabamos de incautar un petrolero en la costa de Venezuela, un gran buque, muy grande, el más grande jamás incautado, de hecho, y fue incautado por una muy buena razón” en un momento donde parece que el enfrentamiento entre el gobierno norteamericano y el gobierno venezolano de Nicolas Maduro no para de escalar.
Y cuando se le cuestionó al presidente Trump que pasaría con el petróleo que se encuentra a bordo del buque, no dudo en afirmar “nos quedaremos con él”.
La incautación del barco se llevó a cabo mediante un operativo liderado por la Guardia Costera de Estados Unidos con apoyo de la Marina y bajo la autoridad de las leyes federales estadounidenses.
Dicho movimiento sorprende pues el uso de fuerzas estadounidenses para este tipo de operaciones es inusual, por lo que esta acción se ha interpretado como una medida drástica para remarcar el esfuerzo que la administración de Trump ha realizado con el fin de aumentar la presión sobre Maduro al cual ha acusado de narcoterrorismo en Estados Unidos.
Recordemos que el gobierno norteamericano ha aumentado su presencia militar en la región del Caribe y Pacífico oriental donde también ha lanzado una serie de ataques directos contra embarcaciones con el argumento de que transportaban drogas, pero sin pruebas o evidencia alguna, sumando así una cifra de al menos 87 personas asesinadas por dichos ataques que se han suscitado desde septiembre de este año.
Posterior al anuncio del presidente, la Fiscal General de Estados Unidos, Pam Bondi declaró ante medios que el tanquero fue sancionado y que fue abordado “debido a su participación en una red ilícita de transporte de petróleo que apoya a organizaciones terroristas extranjeras, incluidas Venezuela e Irán”.
Después de sus declaraciones Bondi publicó en sus redes sociales un video en el que se puede ver cómo las tropas estadounidenses asaltaron la embarcación con armas largas desenfundadas desde helicópteros mostrando la forma en la que realizó la incautación.
La incautación tuvo lugar en aguas internacionales y se desarrolló sin incidentes o víctimas entre las tropas estadounidenses y la tripulación del petrolero. Supuestamente el barco se dirigía a Cuba pero su destino final era Asia.
Por su cuenta y tras hacerse pública la noticia del suceso, el gobierno de Venezuela declaró que lo ocurrido se trata de "un robo descarado y un acto de piratería internacional que responde a un plan deliberado de despojo de nuestras riquezas energéticas". Además señalaron lo siguiente en un comunicado oficial "El Gobierno Bolivariano reafirma que acudirá ante todas las instancias internacionales existentes para denunciar este grave crimen internacional, y defenderá con determinación absoluta su soberanía, sus recursos naturales y su dignidad nacional".
Finalmente después de la incautación, los precios del petróleo subieron ligeramente y agravaron las preocupaciones sobre la disponibilidad del mismo a corto plazo, donde analistas advierten que la medida de los Estados Unidos podría amenazar a quienes transportan crudo y sobre todo a las exportaciones de petróleo de Venezuela.