
Lo que empezó como una pelea de millonarios ahora huele a escándalo internacional. Elon Musk acusó públicamente al presidente Donald Trump de aparecer en los archivos relacionados con Jeffrey Epstein, el financista acusado de tráfico sexual de menores que murió en una prisión de Nueva York en 2019.
Desde su cuenta en X (antes Twitter), Musk lanzó la bomba:
Time to drop the really big bomb:@realDonaldTrump is in the Epstein files. That is the real reason they have not been made public.
— Elon Musk (@elonmusk) June 5, 2025
Have a nice day, DJT!
Y con esa frase, el magnate de Tesla, SpaceX y X desató una tormenta política, mediática y empresarial de proporciones gigantescas.
Del desacuerdo fiscal al fuego cruzado personal
La tensión entre Musk y Trump venía en ascenso. Todo comenzó con el rechazo público de Musk a la nueva propuesta fiscal de Trump (una ley que busca reducir impuestos a grandes corporativos mientras recorta beneficios sociales y aumenta el déficit). Musk la calificó como una “abominación repugnante”.
La respuesta de Trump fue inmediata:
Amenazó con cortar todos los contratos gubernamentales con las empresas de Musk. Esto incluiría servicios como los cohetes de SpaceX, los satélites de Starlink y la compra de vehículos Tesla para agencias federales.
En ese contexto, Musk escaló el conflicto y pasó de lo político a lo personal. Lo acusó directamente de estar vinculado a Epstein, sugiriendo que esa es la razón por la que los documentos oficiales del caso siguen ocultos.
El silencio de Trump… por ahora
Hasta el momento, la Casa Blanca no ha emitido una respuesta formal. Pero allegados a Trump, como Steve Bannon y Marjorie Taylor Greene, ya lo calificaron de “difamación desesperada” y aseguraron que Musk “cruzó la línea”.
Trump ha negado en otras ocasiones tener una relación cercana con Epstein, aunque existen registros fotográficos y testimonios que demuestran que sí coincidieron en múltiples eventos en Palm Beach durante los años noventa y principios de los 2000.
¿Está Musk sacando verdades incómodas? ¿O simplemente le está jugando al anti-Trump en plena era del caos?
In 1992 Trump partied with Jeffrey Epstein. Just gonna leave this here: pic.twitter.com/eUFm7cGVab
— Natalie F Danelishen (@Chesschick01) June 5, 2025
No es la primera vez que Musk se lanza contra una figura de poder. Ya lo ha hecho con Joe Biden, con reguladores federales, con sindicatos y hasta con los grandes medios. Pero esta vez va más lejos: se está metiendo con un presidente en funciones y uno de los temas más oscuros de la política global.
Y aunque no presentó pruebas adicionales, instó a sus seguidores a “guardar el tuit” porque la verdad saldrá a la luz. Para muchos, esto no es solo un ataque: es una advertencia.
Reacciones: caídas bursátiles y teorías al por mayor
Tras la publicación de Musk, las acciones de Tesla cayeron más de 14% y las de Trump Media & Technology Groupbajaron 8%. Analistas aseguran que el mercado está reaccionando no solo al escándalo, sino al riesgo de una guerra abierta entre dos gigantes con poder real: uno económico, el otro político.
Mientras tanto, en redes sociales, los seguidores de ambos se lanzan acusaciones cruzadas. Algunos exigen que se desclasifiquen los archivos de Epstein. Otros piden a Musk que se retracte. Lo cierto es que la grieta ya está abierta.
Epstein: el fantasma que no deja de aparecer
El caso Epstein es una herida abierta para el poder global. Su lista de contactos incluía a banqueros, empresarios, expresidentes, príncipes y celebridades. Su muerte, en condiciones dudosas, alimentó todo tipo de teorías. Y la filtración parcial de sus archivos ha salpicado a figuras como Bill Clinton, el príncipe Andrés y más.
Ahora, Elon Musk sugiere que Trump también está en esa lista negra. ¿Lo está? ¿Por qué no se han publicado los archivos completos? ¿Hay encubrimiento? ¿Vendrá una nueva filtración?
Conclusión: de millonarios a enemigos de Estado
La pelea entre Elon Musk y Donald Trump ya no es solo una disputa de egos. Es una guerra por la narrativa, por la verdad y por el poder.
Y si lo que dice Musk es cierto —o si logra probarlo—, esta podría ser la grieta más seria del segundo mandato de Trump.
Porque en este juego, el que dispara no siempre gana… pero sí puede hacer tambalear imperios.