
Ni siquiera las especies más temidas del reino animal viven en paz en Culiacán. A la fecha, tras el inicio de la fractura interna del Cártel de Sinaloa que ha derivado en la inseguridad exacerbada que vive el estado, los animales son las nuevas víctimas silenciosas de una violencia que parece no tener fin en la entidad.
El éxodo de más de 700 animales del Santuario Ostok hacia Mazatlán revela otra cara de la violencia: la que afecta a quienes no pueden defenderse ni escapar. Tigres, elefantes y aves abandonan Culiacán ante el terror que ha paralizado a la ciudadanía en general.
En Culiacán, una de las ciudades más golpeadas por esta ola de violencia, el Santuario Natural Ostok anunció recientemente el cierre de sus instalaciones luego de cuatro años de operaciones. Fue refugio de más de 700 animales exóticos, fauna silvestre y doméstica, la gran mayoría rescatados del tráfico ilegal, del abandono o del maltrato.
El anuncio lo hizo Ernesto Zazueta Zazueta, presidente de Ostok Sanctuary y de la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México, expresando abiertamente el dolor que implica este desplazamiento.
Considerado por los propios expertos como “el éxodo animal más grande de México”, se trata de un plan de emergencia que busca salvaguardar la integridad de todos los ejemplares ante el creciente entorno de inseguridad que se vive en Culiacán. El detonante habría sido una serie de incidentes que incluyeron amenazas directas, extorsiones, bloqueos carreteros y el robo de una camioneta con equipo especializado utilizado para rescatar a estos animales.
La mudanza comenzó el 27 de mayo con una caravana de más de 100 ejemplares, entre ellos cinco leones y cinco tigres de Bengala, elefantes, avestruces, minipigs, llamas, burros, una yegua fina, aves de granja, perros y gatos. Algunos de ellos fueron entregados directamente al santuario por personas que, ante la crisis económica y el miedo, ya no podían hacerse cargo de ellos.
Uno de los casos más simbólicos fue el de Vireky, una elefanta que necesitaba atención veterinaria urgente. Zazueta explicó que, a pesar de tener convenios con especialistas internacionales, ninguno quiso viajar a Culiacán por la inseguridad.
Las imágenes de los animales avanzando por carretera, escoltados y en jaulas especiales, fueron descritas por Zazueta como una especie de Arca de Noé en pleno siglo XXI. Solo que esta vez no huyen del diluvio, sino de la violencia, el miedo y la zozobra.
Cada traslado requería horas de preparación. Los ejemplares eran sedados cuidadosamente, se necesitó la implementación de grúas para los ejemplares más pesados y los tráileres hacían pausas programadas para hidratarlos, pues el trayecto desde Culiacán hasta Mazatlán tomaba más de cinco horas bajo temperaturas extremas y estrictos controles veterinarios.
La Unidad de Rescate Ostok también ha documentado casos de abandono sistemático.
Según sus registros, muchos animales fueron dejados atados a las puertas del santuario. Entre ellos, gallinas de desecho, minipigs que dejaron de ser “mascotas exóticas” cuando alcanzaron los 80 kilos, incluso burros que ya no podían ser mantenidos por sus dueños.
Ubicado en el kilómetro 26 de la carretera libre México 15, Bioparc El Encanto se convertirá en una especie de nueva sede del santuario.
Con una extensión de 300 hectáreas, el lugar será habilitado no solo como espacio de conservación, sino también como proyecto ecoturístico y educativo.
El parque abrirá en agosto y tendrá áreas de observación, senderos, centros de interpretación ambiental y zonas de rehabilitación. Además, se expandirá para incluir el rescate de mamíferos marinos, como delfines y lobos de mar, un esfuerzo que hasta ahora no era posible en Culiacán.