
El repunte del gusano barrenador en el sur de México ya dejó consecuencias.
Primero fue la alerta sanitaria… luego, el cierre temporal a las exportaciones de ganado… ahora, Estados Unidos decidió intervenir directamente.
Este fin de semana, el gobierno estadounidense anunció una inversión de 21 millones de dólares para rehabilitar una planta en Metapa de Domínguez, Chiapas, desde donde se producirán hasta 100 millones de moscas estériles por semana. El objetivo es uno: romper el ciclo reproductivo de la plaga antes de que avance más al norte.
La producción se realizará con base en la Técnica del Insecto Estéril (TIE), un método de control biológico que ya se utilizó con éxito hace más de dos décadas. Las moscas —liberadas de forma masiva en zonas ganaderas— se aparean sin dejar descendencia. Con eso, la plaga pierde fuerza. O al menos, ese es el plan.
El anuncio llega justo cuando el tema vuelve a escalar. Desde el 11 de mayo, Estados Unidos bloqueó las importaciones de ganado mexicano, y aunque la medida es “temporal”, seguirá vigente mientras no se frene el brote en Chiapas, Tabasco y otras zonas de frontera.
De acuerdo con cifras oficiales, los casos han bajado. La Secretaría de Agricultura de México reporta una reducción del 51.8% en abril, pero el cerco sanitario se mantiene. Equipos binacionales trabajan ya en campo para identificar los focos activos y definir los puntos de liberación de moscas.
La reactivación de la planta se da en coordinación con COMEXA, la Comisión México-Estados Unidos para la Erradicación del Gusano Barrenador del Ganado, creada en 1972. Fue este mismo organismo el que permitió declarar libre al país en 1991, tras años de contención.
Hoy, más de tres décadas después, el gusano reapareció en el mismo lugar: ranchos ganaderos del sur, colindantes con Guatemala. Las autoridades creen que el repunte tiene origen en animales infectados que cruzaron la frontera sin revisión.
Además del impacto económico, el gusano barrenador representa un riesgo sanitario. Su larva invade el tejido vivo de animales y personas. En zonas rurales se han documentado casos humanos con lesiones graves. La prioridad, dicen las autoridades, es evitar que la plaga regrese a los estados del norte, donde la ganadería genera miles de millones de pesos al año.
Por ahora, los trabajos se concentran en Chiapas, donde se reforzó el control sanitario y se mantiene bajo revisión la ruta de distribución de semovientes. La planta rehabilitada comenzará operaciones en breve, con técnicos mexicanos y estadounidenses al frente del sistema.
El cierre de frontera sigue activo. Y con él, la urgencia de contener el brote… antes de que el gusano se vuelva, otra vez, un problema nacional.