Manuel pudo salir gracias a la presión internacional que se generó para ayudarlo… Y aunque, sin duda alguna, todos celebramos su liberación, el problema de fondo persiste… No es tolerable, bajo ninguna circunstancia, que haya naciones en las que se discrimine y se persiga a personas por su orientación sexual y su identidad de género. Porque, como han enfatizado los colectivos que ayudaron a Manuel, los derechos humanos no son un crimen. Porque ser gay no es un delito, y no debería serlo en ninguna parte del mundo.