El mundo de la magia se ha visto envuelto en un escándalo que amenaza con sacudir los cimientos de una de sus figuras más prominentes. David Copperfield, el famoso mago estadounidense conocido por sus asombrosas hazañas en el escenario, se encuentra bajo el escrutinio público después de que dieciséis mujeres lo acusaran de conducta sexual inapropiada. Las acusaciones, reveladas en una investigación del medio estadounidense The Guardian, han enviado ondas de choque a través de la industria del entretenimiento y más allá.
Las acusaciones son serias y variadas, pero todas comparten un denominador común: la presunta vulneración de la integridad y la dignidad de las mujeres que las formulan. Tres de las denunciantes afirman que Copperfield las habría drogado antes de participar en actos sexuales. Estas acusaciones abarcan un período prolongado que se extiende desde 1980 hasta 2014. También es importante resaltar que más de la mitad de las víctimas acusan que eran menores de edad cuando fueron víctimas del mago.
Uno de los casos más destacados es el de la modelo Brittney Lewis, quien relató un incidente en 1988 en el que afirma haber sido drogada y agredida sexualmente por Copperfield a los 17 años. A pesar de la contundencia de estas acusaciones, The Guardian ha informado que está llevando a cabo una exhaustiva investigación para examinar todas las afirmaciones, basándose en entrevistas con más de cien personas, así como en registros judiciales y policiales.
Ante estas acusaciones, los abogados de Copperfield han salido en defensa de su cliente, negando rotundamente todas las acusaciones en su contra. Han afirmado que el mago "nunca ha actuado de manera inapropiada con nadie, y mucho menos con ningún menor de edad", y han destacado que anteriormente se han hecho acusaciones falsas en su contra. Además, han señalado la participación previa de Copperfield en el movimiento #MeToo como evidencia de su compromiso con la igualdad de género y la justicia.
Sin embargo, las acusaciones continúan acumulándose. Cuatro mujeres han afirmado que Copperfield las tocó de manera inapropiada durante presentaciones en vivo en el escenario, con tres de ellas siendo adolescentes en ese momento. Estas denuncias, aunque menos graves que las de agresión sexual, plantean serias preguntas sobre los límites del comportamiento aceptable en el mundo del entretenimiento y el poder que las figuras públicas ejercen sobre sus seguidores.
Frente a estas acusaciones, Copperfield ha mantenido su postura de negación, afirmando que no ha cometido "ningún delito de ningún tipo". Según su testimonio proporcionado a The Guardian, el mago insiste en que las acusaciones en su contra son "completamente falsas" e "enteramente inverosímiles". Además, ha expresado su frustración por la falta de pruebas tangibles que respalden estas acusaciones, señalando que las autoridades estadounidenses ya han investigado el asunto sin encontrar evidencia suficiente para proceder legalmente.
A medida que esta saga continúa desarrollándose, el mundo de la magia se enfrenta a una crisis de confianza y credibilidad. La reputación de Copperfield, una vez intachable, ahora pende de un hilo mientras el público sopesa las acusaciones en su contra. Pero más allá de la figura del mago, estas acusaciones plantean preguntas más amplias sobre el abuso de poder, el consentimiento y la responsabilidad en la industria del entretenimiento. En última instancia, solo el tiempo revelará la verdad detrás de estas acusaciones y el impacto que tendrán en el legado de David Copperfield y en la industria de la magia en su conjunto.