Nuestro cuerpo es una máquina perfecta diseñada para realizar diferentes funciones que aporten un balance perfecto en todo lo que realizamos día a día. En ocasiones nos encontramos con sensaciones acompañadas de emociones muy variadas que aparecen de acuerdo a nuestro contexto o incluso llegan a presentarse de la nada. Dichas reacciones son derivadas de las llamadas hormonas, de las cuales hablaremos con más detalle pues será el tema al que nos estamos enfocando.
Las hormonas, en el caso de las mujeres, son el estrógeno y la progesterona, las cuales cumplen con la función de desarrollar y mantener las propiedades sexuales, por lo que sin ellas, las funciones como el ciclo menstrual, la fertilidad y embarazo no podrían llevarse a cabo, en concreto, ellas informan y actúan en el cuerpo, pues actúan como mensajeras.
Los estrógenos se generan en los ovarios, por lo tanto está relacionada directamente con el ciclo menstrual; por consiguiente, también cumplen con el ejercicio de regular la insulina en conjunto con la progesterona , ya que ayudan a fijar los alimentos y el azúcar en las células y la sangre, la cual de ser necesario, termina por convertirse en grasa, únicamente si llega sobrar glucosa. Esto quiere decir que el azúcar y la grasa que se consuma en los días de ovulación hasta la menstruación se verán reflejados como los llamados ‘rollitos’ o ‘lonjitas’, ya sea en el área abdominal o entre las piernas.
De hecho, esta necesidad de ingerir alimentos altos en grasa y azúcares, son emitidas por el mismo cuerpo, puesto que cada mes se prepara para que haya un embarazo y se nutra el embrión, por consiguiente, también se regula la actividad de en los aparatos reproductores, se favorece la salud capilar y la resistencia de los huesos, lo cual desencadena cuadros de: nervios, ansiedad, dolor muscular y molestias premenstruales; y en algunas ocasiones la aparición de acné.