El servicio ‘MedlinePlus’ explicó que las uniones vertebrales que forman la arteria basilar y que propician el correcto suministro de sangre hacia la parte posterior del cerebro permiten que “todas las señales del sistema nervioso provenientes de otras partes del cerebro que se dirijan al resto del cuerpo, y las señales que van del cuerpo de vuelta al cerebro, pasen por la parte posterior del cerebro”.
Por lo tanto, la incorrecta relación entre estos pueden llegar a propiciar que se vea un reducción importante en el flujo sanguíneo que viaja al cerebro. No obstante, se han identificado factores de riesgo que podrían permitir la posibilidad de desarrollar este problema. Algunos de estos son la hipertensión arterial, la diabetes y los niveles de colesterol altos, pues también podrían estar relacionados para favorecer padecimientos de tipo cerebrovascular.
Otras causas que pueden provocar trastornos circulatorios son las rupturas en las paredes arteriales; en los coágulos de sangre provenientes del corazón que viajan a las arterias y los provocados por accidente cerebrovascular debido a la inflamación de los vasos sanguíneos; enfermedades del tejido conectivo; problemas en las vértebras del cuello y presión externa de las arterias vertebrobasilares.
La dificultad para pronunciar palabras, para tragar; visión doble, pérdida de la visión; vértigo, entumecimiento; hormigueo, caídas repentinas y pérdida de la memoria, son algunos de los síntomas que podrían delatar una mala circulación sanguínea hacia nuestro cerebro.
Adicional a esto, se han incorporado problemas en el control de esfínteres, dificultad para caminar, dolor de cabeza y cuello. Incluso se llegó a incluir la pérdida de la audición, debilidad muscular, náuseas, vómitos, dolor en el cuerpo, falta de coordinación, somnolencia, movimientos descoordinados, así como sudoración en la cara, los brazos y las piernas.
‘MedlinePlus’ dio a conocer algunos hábitos que podrían hacer la diferencia en la salud de nuestro cerebro, pues se ha demostrado que la ingesta de ciertos alimentos estimula el retraso en el envejecimiento cerebral hasta 7,5 años y disminuye la probabilidad de padecer enfermedades como el alzhéimer.
Los nutrientes provenientes de verduras y hojas verdes como la col rizada, el repollo, la espinaca y la lechuga, provocan un efecto reductor en el riesgo de padecer demencia y deterioro cognitivo, detallaron los investigadores de ‘MedlinePlus’. De igual forma, la ingesta de bayas favorece en la adquisición de los altos niveles de flavonoides. Por su parte, nueces, aceite de oliva, fríjoles, lentejas, soja y pescado también son recomendados para ser integrados para beneficio de la salud de nuestro cerebro.