
Entre escritorios, micrófonos y un público reducido, los títeres más famosos de Chile volvieron a hacer historia. 31 Minutos, el noticiero ficticio que desde 2003 transformó la televisión infantil con su ironía y crítica social, debutó en el prestigioso formato Tiny Desk Concerts de la cadena pública NPR Music, sumándose a un listado donde antes solo figuraban nombres como Coldplay, Dua Lipa o Sting.
Fue una escena insólita y a la vez familiar realizada desde Washington DC. Tulio Triviño, con su impecable traje y su aire de presentador en apuros, abrió la sesión con una frase que arrancó carcajadas:
—“Soy Tulio Triviño y esta es nuestra primera vez en Washington… que es exactamente el tiempo en que expiran nuestras visas de trabajo”.
Así comenzó el concierto que convirtió la redacción de NPR en una versión improvisada del estudio de 31 Minutos. Entre cables y papeles, aparecieron Juan Carlos Bodoque, Patana, Juanín Juan Harry y Guaripolo. En apenas veinte minutos condensaron dos décadas de historia televisiva y un estilo que sigue siendo único: humor agudo, música pegajosa y un mensaje disfrazado de inocencia.
El set list reunió siete temas emblemáticos: Mi Equilibrio Espiritual, Bailan sin Cesar, Objeción Denegada, Calurosa Navidad, Mi Muñeca me Habló, Arwrarwrirwrarwro y el cierre clásico con Yo Nunca Vi Televisión (Y Luego Sí Pero Después No), interpretado por todo el elenco —humanos y marionetas— en un coro final que desbordó nostalgia.
Como ya es costumbre, el grupo no evitó el comentario político. En Objeción Denegada modificaron una estrofa:
“Alza la mano si se te venció la waiver, alza la mano si eres ilegal.”
Una referencia directa a la situación migratoria en EE. UU. y a las políticas restrictivas implementadas durante la era Trump. Incluso apareció un cocodrilo pelirrojo con gorra roja, caricatura evidente del expresidente.
El público, compuesto por productores, periodistas y músicos de NPR, respondió entre risas y aplausos. El tono satírico y la mezcla de inocencia y sarcasmo marcaron cada intervención. Juan Carlos Bodoque —el conejo reportero— se permitió bromear:
“Tranquilos, si pasa algo llamo a mi abogado”, dijo, justo antes de que sonara la introducción de Better Call Saul.
Detrás del espectáculo hay un trabajo meticuloso. El equipo viajó desde Chile a finales de septiembre para grabar el episodio el lunes 29, tras un mes completo de ensayos, diseño de escenografía y adaptación del guion. La producción fue liderada por sus creadores históricos: Álvaro Díaz, Pedro Peirano, Rodrigo Salinas y Daniel Castro, quienes mantienen viva una franquicia que no ha dejado de reinventarse.
Con este Tiny Desk, 31 Minutos se convirtió en el sexto proyecto chileno en presentarse en el escenario de NPR, después de Mon Laferte, Ana Tijoux, Mahani Teave, Claudia Acuña y Rubio. Pero también entró en un club todavía más exclusivo: el de las bandas de títeres que han actuado ahí, junto a los legendarios Barrio Sésamo y Fraggle Rock.
El programa, nacido hace 23 años en la televisión pública chilena, mantiene su vigencia gracias a su combinación de humor absurdo y comentario social. Álvaro Díaz lo explicó en entrevista con El País:
“Seguimos encontrando nuevos espacios, seguimos en gira, haciendo películas. Nos siguen invitando a ser originales y auténticos.”
Entre los detalles curiosos que los fanáticos notaron en el video —ya disponible en el canal de YouTube de NPR Music—, figura una calcomanía del club Colo Colo pegada en un portátil del set. Es un guiño del guitarrista Pablo Ilabaca, ferviente seguidor del equipo chileno.
Antes de interpretar Calurosa Navidad, los personajes anunciaron el próximo estreno de su película homónima, que llegará en noviembre a Amazon Prime Video. Fue un momento emotivo y celebratorio: los títeres que marcaron la infancia de miles de latinoamericanos, ahora conquistaban uno de los escenarios musicales más respetados del planeta.
Al final, Tulio Triviño resumió con su humor característico lo que significa llegar tan lejos siendo, literalmente, de tela y espuma:
—“Somos la única banda del mundo que no envejece… porque no tenemos piel.”
Entre risas, aplausos y recuerdos, 31 Minutos volvió a demostrar que la sátira puede cruzar fronteras y que la nostalgia, cuando es honesta, nunca pasa de moda.