Fue este 28 de diciembre cuando la tragedia llegó, en pleno “Día de los inocentes” llegó una noticia que de broma NO tiene nada.
Al menos 13 personas murieron y 98 resultaron heridas por el descarrilamiento de la máquina principal de un Tren del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. Ocurrió a la altura de Nizanda, Oaxaca, sobre la Línea Z. En el tren viajaban nueves tripulantes y más de 240 pasajeros. Algunos vagones cayeron al barranco, dejando boca arriba las cabinas donde viajaban pasajeros, y por el impacto, varias perdieron la vida.
El accidente movilizó a cuerpos de emergencia federales y estatales, mientras autoridades continúan los trabajos para atender a las víctimas y esclarecer las causas del percance. La zona cuenta con mucha maleza, por lo que bajar al sitio también significó todo un reto. Fue por medio de redes sociales que se difundieron las primeras imágenes y testigos relataron parte de lo vivido.
Luego del accidente, la presidenta Claudia Sheinbaum NO acudió de inmediato a la zona, pero sí informó a través de redes sociales que dio instrucciones para que el secretario de Marina y el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, para que atiendan a las familias de manera personal. Un día después, en su mañanera, lamentó los hechos y dijo que esta tarde viajará a la zona del desastre.
Según las autoridades, TODO estaba en óptimas condiciones. El secretario de Marina, Raymundo Pedro Morales, explicó que una unidad “Hi Rail”, es decir, un vehículo especial de chequeo de vías, revisó la zona hora y media antes sin detectar fallas. Además, todo el material, incluido el registrador electrónico Pulse, está bajo cadena de custodia para determinar las causas del accidente.
Este hecho dejó todavía más dudas en las tan criticadas obras insignia de la Cuarta Transformación. La oposición se pronunció al respecto y exigió que se investigue a fondo el accidente para dar con los responsables, una vez más: CAIGA QUIEN CAIGA. Alejandro Moreno, dirigente nacional del PRI, exigió pausar de inmediato todas las obras en proceso y el funcionamiento de aquellas donde hayan participado Amílcar Olán, Pedro Salazar Beltrán y los hijos de López Obrador, para someterlas a una auditoría técnica independiente, profesional, profunda y minuciosa, hasta garantizar que no representan un riesgo para la gente. ¿Qué respondió la presidenta?.
Recordemos que el Tren Interoceánico fue inaugurado en 2023 bajo la presidencia de Andrés Manuel López Obrador. Forma parte del proyecto más amplio del Corredor Interoceánico para conectar el puerto mexicano de Salina Cruz en el Pacífico con Coatzacoalcos en la costa del Golfo. De hecho, semanas atrás, la presidenta Claudia Sheinbaum recién inauguró el tramo 1 de la Línea K del Tren Interoceánico, en una nueva etapa de las obras insignia de la 4T.
Pero aquí surge la punta de un Iceberg que viene con el apellido López. Y es que durante el sexenio del expresidente fue el propio mandatario quien dio a conocer que unos de sus hijos fue parte de la supervisión de esta obra faraónica.
Y por supuesto no podemos dejar de lado uno de los eventos más polémicos de esa administración. En 2024, el medio Latinus dio a conocer que mientras Gonzalo López Beltrán supervisaba la obra en construcción, su amigo Amílcar Olán, se reunió con funcionarios y cerró contratos en favor de una presunta red de negocios y tráfico de influencias que ganó miles de millones de pesos en el sexenio de López Obrador.
En esa red, aparentemente se utilizó una estrategia de negocios similar a la aplicada en el Tren Maya. Es decir, a través de una presunta conversación filtrada, Amílcar Olán detalla en sus conversaciones que se involucró en la rehabilitación de vías, en la explotación de bancos de materiales y en la venta de balasto, la piedra triturada que se coloca bajo las vías del tren. La bomba explotó cuando en esa llamada se hacía una broma sobre el posible descarrilamiento de un tren debido a la mala calidad del material.