La fiscal general de Veracruz, Verónica Hernández Giadáns, presentó su renuncia tras cinco años al frente de la institución. Su salida fue formalizada mediante un documento que, de acuerdo con el Congreso del estado, fue enviado por la propia funcionaria desde el pasado domingo.
El presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), Esteban Bautista Hernández, informó que Hernández Giadáns argumentó “motivos personales” para dejar el cargo, aunque reconoció que desde días atrás ya circulaban versiones sobre su posible dimisión. Agregó que el Congreso no puede mantener acéfala la Fiscalía, por lo que se prevé el nombramiento de un perfil provisional durante un año, con posibilidad de ratificación según su desempeño.
Para la oposición, la renuncia no representó sorpresa. Legisladores del PAN señalaron que la actuación de la Fiscalía en los últimos años fue deficiente y acusaron un uso político de la institución durante la gestión de Hernández Giadáns.
En ese contexto, el Congreso de Veracruz aprobó la designación de Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre como nueva fiscal general del estado. Su nombramiento fue respaldado por la mayoría morenista y por el voto del diputado emecista Adrián Ávila, a pesar de señalamientos sobre una supuesta inhabilitación legal, de acuerdo con el penalista Tomás Mundo Arriasa.
Con 40 votos a favor, cinco en contra y dos abstenciones, Jiménez Aguirre asumió la titularidad entre críticas de la oposición. La diputada de Movimiento Ciudadano, Elena Córdova, afirmó que la fiscal “no será totalmente autónoma” debido al proceso mediante el cual fue propuesta y electa. “Cuando el Ejecutivo propone y el Legislativo obedece, se lastima a la democracia”, sostuvo.