
¿Natanael Cano, cantante religioso?
Eso es lo que habría declarado ante las autoridades migratorias de Estados Unidos para obtener una visa y continuar con sus actividades artísticas en territorio norteamericano. La revelación desató una nueva tormenta mediática sobre el intérprete de corridos tumbados, quien —según lo señalado por el periodista Javier Ceriani— habría fingido formar parte de una congregación cristiana para tramitar una visa R1, reservada exclusivamente para trabajadores religiosos.
El escándalo estalló esta semana, cuando Ceriani, a través de su canal de YouTube, denunció que el cantante originario de Hermosillo, Sonora, fue vetado de los Estados Unidos tras descubrirse que las visas que le permitieron ingresar durante los últimos años habrían sido obtenidas con documentación falsa. En dichas solicitudes, Cano se habría presentado como músico de una organización religiosa, respaldado primero por una empresa externa, luego por su disquera CT Récords y más tarde incluso por una compañía fundada por él mismo.
La situación, según el periodista, ya escaló a niveles preocupantes. No sólo se le revocó la visa de trabajo, sino también la de turista. Y más grave aún: la DEA y autoridades migratorias estarían ahora investigando los pagos realizados por Cano para colocar su música en emisoras de radio estadounidenses, lo que abre una nueva línea de revisión por posible fraude financiero o evasión de controles migratorios y fiscales.
Una visa para pastores… no para artistas
La visa R-1 es un permiso migratorio que el gobierno estadounidense otorga a personas extranjeras que van a desempeñar funciones religiosas dentro de instituciones sin fines de lucro autorizadas. Para conseguirla, el solicitante debe probar que ha sido miembro activo de una congregación religiosa durante al menos dos años, y debe ser capaz de demostrar su vinculación directa con labores ministeriales, litúrgicas o de asistencia espiritual.
Nada de eso, por supuesto, encaja con la imagen pública de Natanael Cano, conocido por sus lujosos autos, sus letras controversiales y su presencia constante en redes sociales. Su estilo de vida y su música —que fusiona narcocultura, regional mexicano y ritmos urbanos— contrastan de forma evidente con el perfil que exige la visa religiosa.
¿Cómo logró pasar todos los filtros?
Esa es la pregunta que ahora se hacen muchas personas en redes sociales y medios especializados en migración. ¿Cómo es posible que un artista con millones de seguidores, videos musicales virales y una presencia constante en plataformas de streaming haya logrado que el sistema estadounidense lo acreditara como miembro activo de una congregación cristiana?
La visa R1 no es un trámite sencillo. Requiere verificación minuciosa de cada paso, entrevistas presenciales y documentación religiosa avalada por las propias autoridades eclesiásticas. Por eso, este caso no solo expone la posible falsedad por parte del solicitante, sino también un fallo dentro del propio sistema migratorio de EE.UU., que ahora deberá explicar cómo un cantante que jamás ha hecho alusión a temas de fe en sus contenidos pudo obtener ese tipo de permiso.
Un veto que impacta su carrera internacional
El retiro de la visa complica el panorama para Natanael Cano, uno de los referentes más influyentes de los corridos tumbados. Estados Unidos representa el mayor mercado para la música regional mexicana y su ausencia en ese escenario no solo afecta sus presentaciones en vivo, sino también los ingresos generados por promoción, distribución y presencia en medios.
De hecho, varios promotores y estaciones de radio habrían empezado a tomar distancia del artista ante la creciente presión de autoridades federales. Aún sin declaraciones oficiales de su parte, Cano ya estaría experimentando las consecuencias: cancelación de shows, pérdida de contratos y un posible seguimiento más riguroso por parte de agencias estadounidenses.
El caso de Cano se suma a una larga lista de polémicas dentro del entorno del regional mexicano. En los últimos años, las autoridades de EE.UU. han mostrado especial interés en revisar las solicitudes de visas de cantantes del género, muchos de los cuales han enfrentado investigaciones por supuestos vínculos con redes criminales, promoción del narcotráfico o incumplimientos fiscales.