
El portón de la planta CIVAC, en Jiutepec, amaneció con un rumor convertido en certeza. Después de 59 años, Nissan dejará de producir vehículos en Morelos. La compañía lo confirmó este 29 de julio: la histórica armadora que dio trabajo a miles de familias morelenses cerrará definitivamente en marzo de 2026.
Fue en 1966 cuando la firma japonesa eligió este rincón del país para instalar su primera fábrica fuera de Japón. Desde entonces, el complejo se convirtió en motor económico, símbolo de orgullo industrial y sustento para comunidades enteras. Hoy, su nombre se asocia a un golpe que nadie esperaba tan pronto.
En un comunicado, el CEO global de Nissan, Iván Espinosa, reconoció la magnitud de la decisión: “Hoy hemos tomado una determinación difícil, pero necesaria, que nos permitirá ser más eficientes, competitivos y sostenibles”. Palabras que, en Jiutepec, se leen con incertidumbre.
Un legado en riesgo
La planta CIVAC llegó a emplear a más de 5 mil trabajadores directos y generar alrededor de 4 mil empleos indirectos. Detrás de esas cifras hay historias de familias que durante décadas hicieron de Nissan su forma de vida. Más de 9 mil personas podrían quedarse sin sustento.
“Hoy está en riesgo el motor industrial de Morelos… con 60 años operando en Jiutepec, que genera más de 9 mil fuentes de empleo. Sería un golpe brutal a la economía estatal”, advirtió Eliasib Polanco Saldívar, dirigente estatal del PRI.
Según estimaciones locales, el cierre representaría la pérdida de más de 800 millones de pesos en masa salarial anual y de hasta 1,500 millones de pesos de derrama económica indirecta. Los proveedores regionales también podrían quebrar.
El contexto que llevó al cierre
El anuncio llega en medio de una crisis global para la armadora japonesa. Nissan enfrenta una caída drástica en sus beneficios: 93.5 % menos en el primer semestre fiscal de 2024. A ello se suma el freno en la venta de autos eléctricos, una de sus principales apuestas, y la competencia creciente de fabricantes chinos.
El plan de la compañía, denominado Re:Nissan, busca reducir su capacidad de producción global de 3.5 millones de unidades (excluyendo China) a 2.5 millones. En Norteamérica, de 17 plantas quedarán solo 10, y la de Morelos es una de las sacrificadas.
En el trasfondo, también pesan las presiones del presidente estadounidense Donald Trump, quien ha amenazado con aranceles de hasta 30 % a las importaciones de vehículos desde México. “Si hay aranceles altos, tendrá graves implicaciones en nuestro negocio”, había advertido en febrero el entonces presidente de Nissan, Makoto Uchida.
El fin de una era
El complejo de CIVAC produjo más de 122 mil vehículos en 2024. Operó al 76 % de su capacidad, pero su infraestructura quedó rezagada frente a las nuevas instalaciones de Aguascalientes. La armadora lo reconoce: la planta del Bajío ofrece equipamiento avanzado y recursos de última generación para aumentar eficiencia y logística.
La compañía prometió que la transición se hará en las “mejores condiciones posibles”, pero no detalló cómo apoyará a los miles de empleados que podrían quedarse sin trabajo.
Mientras tanto, en Jiutepec, el eco de la noticia recorre las calles que por décadas se acostumbraron al rugido de los motores fabricados en CIVAC. El cierre no solo marca el final de una planta, sino el fin de un capítulo de la historia industrial de México.