
De la cancha a la cárcel. Ese fue el salto que dio Omar Bravo, exdelantero histórico de las Chivas Rayadas del Guadalajara y figura de la Selección Mexicana, tras ser detenido en Zapopan, Jalisco, acusado de abuso sexual infantil agravado.
Los abusos, según la investigación, habrían ocurrido de manera repetida desde 2019 en contra de una misma víctima que, en ese entonces, tenía apenas 11 años.
La detención
El arresto se realizó el sábado 4 de octubre de 2025, durante un operativo encabezado por la Fiscalía del Estado de Jalisco, luego de que un juez de control librara orden de aprehensión por los delitos de abuso sexual continuo y amenazas.
El exjugador, de 45 años, fue trasladado al Reclusorio Metropolitano de El Salto, donde permanece bajo prisión preventiva mientras se define su vinculación a proceso.
La denuncia
La denuncia fue presentada el 30 de septiembre, cuando la ahora adolescente acudió al Ministerio Público acompañada de su madre para relatar los hechos.
De acuerdo con la carpeta de investigación, los ataques iniciaron en 2019, cuando Bravo aprovechó su cercanía familiar con la menor para cometer las agresiones.
Los abusos ocurrieron en distintos domicilios del área metropolitana de Guadalajara, bajo amenazas de que “nadie le creería”.
La víctima, hoy de 17 años, rompió el silencio tras recibir atención psicológica y presentar pruebas periciales consistentes con los hechos narrados, según el expediente.
Entre los elementos integrados por la Unidad de Delitos Sexuales, se incluyen evaluaciones médicas, testimonios indirectos y mensajes de voz y texto atribuidos al exfutbolista, que serán analizados por peritos.
El proceso judicial
Durante la primera audiencia, Bravo se reservó su derecho a declarar, mientras su defensa solicitó la ampliación del plazo constitucional de 144 horas para preparar su estrategia.
El juez decidió mantenerlo en prisión preventiva al considerar riesgo de evasión y posible intimidación a la víctima.
La siguiente audiencia se fijó para el 10 de octubre, fecha en la que se determinará si será vinculado a proceso.
De ídolo a acusado
La noticia cayó como un balde de agua fría entre los aficionados.
El ídolo que fue portada de revistas, héroe de goles y referente de una generación, enfrenta ahora el cargo más grave que puede recaer sobre una figura pública.
Durante su carrera, Omar Bravo fue uno de los rostros más constantes del fútbol mexicano.
Debutó con Chivas en 2001, firmó 132 goles oficiales y se convirtió en el máximo anotador en la historia del club.
Fue campeón del Apertura 2006, jugó el Mundial de Alemania 2006 y militó en equipos como Deportivo La Coruña, Cruz Azul, Tigres, Atlas, Sporting Kansas City y Carolina RailHawks.
Su último partido fue en 2019, en una despedida multitudinaria en el Estadio Akron, ante 40 mil personas.
Seis años después, su regreso a los titulares no tiene nada que ver con goles.
Las investigaciones apuntan a un patrón de abuso prolongado, cometido mientras aún gozaba de reconocimiento mediático.
Los hallazgos de la Fiscalía
La Fiscalía de Jalisco informó que los hechos denunciados no fueron aislados ni recientes.
La carpeta incluye indicios de que Bravo mantendría contacto coercitivo y reiterado con la menor hasta por lo menos 2022.
Las autoridades documentaron coincidencias entre los periodos de convivencia y los viajes personales del exjugador, quien habría usado su reputación pública para ganarse la confianza del entorno familiar.
De confirmarse los hechos, Omar Bravo podría enfrentar una pena de entre 12 y 27 años de prisión, además de ser inscrito en el Registro Nacional de Delincuentes Sexuales, según el Código Penal de Jalisco.
El delito de abuso sexual infantil agravado no permite libertad bajo caución y es considerado uno de los más severos en la legislación estatal.
Sin resistencia y bajo custodia
El exdelantero fue arrestado sin resistencia cuando salía de su domicilio en el fraccionamiento Puerta de Hierro, al poniente de Zapopan.
De acuerdo con el parte oficial, fue notificado de sus derechos y trasladado bajo resguardo al área metropolitana de Guadalajara.
Su ingreso al reclusorio se registró a las 19:45 horas del sábado.
Su defensa —integrada por dos abogados particulares— busca desacreditar el testimonio de la víctima, alegando contradicciones y posible extorsión.
Sin embargo, fuentes judiciales confirman que el Ministerio Público cuenta con dictámenes periciales sólidos que respaldan la acusación.
Impacto y repercusión
El proceso se desarrolla bajo reserva judicial, dada la edad de la víctima, pero el impacto mediático ha sido inmediato.
En redes sociales, cientos de usuarios exigieron justicia.
Organizaciones de defensa infantil recordaron que 97% de los casos de abuso sexual en México ocurren en espacios de confianza, y la mayoría de las víctimas son niñas menores de 15 años.
Hoy, el hombre que celebraba goles en estadios llenos, rostro de campañas comerciales y símbolo de superación, duerme en una celda del Reclusorio Metropolitano de El Salto.
En el expediente se acumulan testimonios, pruebas y fechas que delinean una historia de abuso sostenido.
En lo público, Bravo siempre se mostraba prudente y hablaba de “valores” y “formación humana” en el deporte.
Hoy, esas frases resuenan con el peso de la contradicción.
La adolescente que lo denunció permanece bajo acompañamiento del Centro de Justicia para las Mujeres, con atención médica, psicológica y asesoría jurídica.
La Fiscalía confirmó que existen medidas de protección y restricción de acercamiento tanto para el acusado como para su entorno.
Un caso que marca un precedente
El caso ya se considera uno de los más graves en la historia reciente del deporte mexicano, no solo por la naturaleza del delito, sino por lo que representa: el derrumbamiento moral de un ídolo nacional.
Así, el ídolo de los goles imposibles enfrenta ahora el marcador más devastador de su vida: el de su propia caída.
En el terreno donde alguna vez fue símbolo de triunfo, la justicia dicta ahora el ritmo del partido.
Y cada día que pasa, el eco de su nombre suena menos como leyenda… y más como advertencia.