La Cámara de Diputados celebró el miércoles 10 de diciembre, en el Palacio Legislativo de San Lázaro, una sesión solemne con motivo del Día Internacional de los Derechos Humanos, que terminó en un acalorado intercambio de acusaciones, insultos y gritos entre legisladores, principalmente entre morenistas, petistas y panistas.
La sesión, programada para mediodía, tenía como objetivo recordar y reflexionar sobre los derechos humanos en México, en el marco de la conmemoración establecida internacionalmente. Sin embargo, se convirtió en un desorden con señalamientos de “narcogobierno”.
El diputado Germán Martínez (PAN) protagonizó gran parte de la polémica al afirmar que “no hay derechos humanos cuando hay narcoterrorismo” y al cuestionar la actuación de instituciones civiles y de seguridad, además de hacer referencias a la figura de un expresidente como quien dicta órdenes desde una “finca”. Estas declaraciones encendieron la reacción de morenistas y aliados, que respondieron con abucheos, gritos y expresiones ofensivas.
Durante el intercambio, también se escucharon acusaciones entre bancadas sobre violaciones a derechos humanos, impunidad y posturas políticas adversas. Una diputada morenista, por ejemplo, acusó a Martínez de abrir la sesión a “ideas polarizantes” y recordó errores de administraciones pasadas.
La presidenta de la Mesa Directiva intentó reiterar la importancia de mantener el respeto y el propósito de la conmemoración, pero fue rebasada por el clima de confrontación, lo que llevó a coordinadores de distintas fuerzas políticas a solicitar la conclusión anticipada de la sesión.
Diversos legisladores coincidieron en lamentar que un evento solemne, diseñado para destacar la importancia de los derechos humanos, se transformara en una sesión marcada por el rencor político y la polarización, dejando de lado el diálogo constructivo.
Este episodio coincide con un debate más amplio en México sobre el fenómeno del llamado narcoterrorismo y su impacto en las libertades y garantías individuales, un tema que distintas voces políticas han puesto en la agenda pública en los últimos meses.
Al final del intercambio, opositores introdujeron nuevos señalamientos que elevaron aún más la tensión, al acusar a la mayoría oficialista de sostener vínculos opacos. Entre ellos, mencionaron el caso de “Limones”, a quien señalaron de haber sido líder de la CATEM, utilizándolo como ejemplo de lo que describieron como otro indicio más de un presunto “narcogobierno”. A esto sumaron referencias a supuestas conexiones con el grupo “La Barredora” y alusiones al entorno político de Adán Augusto López, lo que generó nuevas protestas desde la bancada de Morena.
Estos señalamientos cerraron una sesión marcada no por la defensa de los derechos humanos, sino por una escalada de acusaciones que profundiza la polarización política en el Congreso.