
Yasmín Esquivel es la representación viva de la insolencia. La ministra, que ha defendido durante 58 días su inocencia en el caso del plagio de su tesis de licenciatura, logró a través de un amparo, impedir la integración del Comité de Ética de la UNAM que revisaría ese asunto, y eso no es todo, Yasmín Esquivel tramitó ese amparo, que sobra decir es una absoluta vergüenza, el mismo día que hizo llegar a la UNAM las pruebas para defenderse. Cada día que Yasmín Esquivel se pone su toga, se sienta en el pleno de la Suprema Corte y hace valer su voto, es una afrenta a la justicia, a nuestro de por sí lastimado estado de Derecho. No hay otra forma de decirlo, cada día que se sienta a impartir justicia como si el tema del plagio no existiera, es una burla para todos los mexicanos. La suspensión concedida por la jueza además establece que las autoridades implicadas en el caso no pueden emitir comunicados o dar conferencias de prensa que revelen información del tema. Esta mañana, el periódico Reforma dio a conocer que la Suprema Corte ya inició un procedimiento para determinar qué trámite darán a las denuncias que han recibido contra Esquivel. Lo que ha hecho la ministra es de una desfachatez inmensa. Por un lado dice que no tiene nada de qué avergonzarse, y por otro lado, mete un amparo para frenar los trabajos del Comité. Yo le pregunto, ¿con qué objeto ministra?, si como usted ha insistido, la verdad está de su lado, ¿entonces a qué le teme? Ya basta ministra Yasmín Esquivel, ya basta de esta farsa. Por dignidad, haga lo que es sensato. MINISTRA YASMÍN ESQUIVEL, BASTA DE ESTA FARSA | EDITORIAL DE ADELA MICHA.