
En entrevista para W Radio, la periodista declaró que el costo de decir la verdad en México es muy elevado. Cacho tuvo que dejar el país en 2019 luego de que dos hombres armados allanaron su casa, envenenaron a sus perros y robaron material periodístico.
En 2019 @lydiacachosi dijo: “Quiero vivir para sentenciarlos; es la única forma de sentar precedentes sobre las redes de trata de niñas y niños que terminan en tortura de testigos y asesinatos de periodistas y defensores de derechos humanos” https://t.co/ZgiNrLICR4
— Brenda Lozano (@heraclesmigato) February 4, 2021
Al contrario de lo que muchos podrían pensar, la detención de Marín la aleja aún más de regresar al país, “los expertos de la Interpol, me decían que me aleja de volver a México, es decir, están más enojados conmigo, porque esto no lo había logrado una persona, nunca, y lo logramos”, dijo para el medio.
Asimismo, Lydia Cacho indicó que Kamel Nacif se encuentra en Líbano, asegura que las autoridades saben dónde está. Señala que ha testificado en la embajada de México en España y se encuentra trabajando en conjunto con las autoridades para que sea arrestado.
En el caso de Karam Beltrán, exdirector de la Policía Judicial, también está prófugo, pero está en territorio mexicano, Cacho narra que él fue quien operó su persecución.
La @FGRMexico me avisó en cuanto detuvieron al ex gobernador #MarioMarin escondido en Acapulco. Llevo 14 años buscando justicia por haber sido torturada por este cómplice de redes de #PornografíaInfantil Vamos por todos. 🙏🏼 pic.twitter.com/LJX0qXZY8v
— Lydia Cacho (@lydiacachosi) February 4, 2021
La periodista Lydia Cacho expuso en 2005 en su libro ’Los demonios del Edén’ que Kamel Nacif, Mario Marín y Hugo Karam eran responsables de una red de pornografía y prostitución infantil.
Pocos meses después de la publicación del libro, Cacho fue detenida por delitos de difamación y calumnias. La periodista mencionó que fue torturada psicológicamente por los oficiales, también la amenazaron de abusar sexualmente de ella.
Asimismo, declaró que fue encerrada en un calabozo y la fotografiaron desnuda en una habitación llenada de policías, fue liberada el 17 de diciembre tras pagar una fianza de 70 mil pesos.
Dos meses después, en febrero de 2006 salieron a la luz grabaciones telefónicas entre Marín y Nacif, donde se comprobaba que ambos estaban implicados en la detención de Lydia Cacho.