
El silencio en la sala se rompió cuando Ximena Pichel, conocida en redes como “Lady Racista”, se levantó de su asiento y, con la voz entrecortada, ofreció disculpas al oficial de tránsito a quien insultó el pasado 4 de julio en calles de la colonia Condesa. El momento ocurrió durante la audiencia de vinculación a proceso, realizada este lunes en los juzgados orales de la colonia Doctores, en la Ciudad de México.
La escena contrastaba con las imágenes que semanas atrás se viralizaron: Pichel, furiosa, lanzando insultos y descalificaciones mientras el agente intentaba colocar un inmovilizador a su automóvil. Aquella grabación no tardó en generar indignación nacional y el apodo que ahora la persigue: Lady Racista.
El juez de control escuchó la disculpa y resolvió que la imputada enfrentará el proceso bajo una suspensión condicional, medida alternativa que permite evitar la cárcel siempre y cuando se cumplan estrictas obligaciones. Entre ellas, asistir a cursos impartidos por el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación (COPRED), realizar jornadas de servicio social, mantener residencia fija y no salir del país durante el tiempo que dure la suspensión.
La Fiscalía General de Justicia capitalina confirmó que el acuerdo fue aceptado por el oficial agredido. “Se trata de una reparación simbólica del daño, pero también de un compromiso de no repetición”, señalaron fuentes judiciales al concluir la diligencia.
El ambiente en el recinto fue distinto al de la primera comparecencia, cuando la defensa solicitó la duplicidad del término constitucional y el caso quedó aplazado. En esa ocasión, integrantes del colectivo feminista Las Tonantzins se manifestaron contra Pichel y, al salir de la audiencia, le arrojaron bebidas en señal de protesta. Esta vez, el despliegue de seguridad alrededor de los juzgados evitó nuevos enfrentamientos.
El caso ha abierto una discusión más amplia sobre el racismo y la discriminación en la vida cotidiana, particularmente cuando los protagonistas son personas con un nivel de privilegio económico. En redes sociales, miles de usuarios han cuestionado no solo la actitud de Pichel, sino también la facilidad con la que, a través de un acuerdo, pudo evitar medidas más severas.
A pesar de la disculpa pública, Pichel permanecerá bajo supervisión judicial. De incumplir con alguna de las condiciones impuestas, el proceso penal se reactivará de inmediato. “No es un punto final, sino un periodo de prueba”, explicaron funcionarios cercanos al caso.
Mientras salía de los juzgados escoltada y en medio del escrutinio público, Ximena Pichel enfrentó el mismo dilema que ha marcado su historia desde aquel 4 de julio: lidiar con las consecuencias de un acto que, captado en video, se convirtió en símbolo del debate sobre el racismo en la capital.