Un pasaje vacacional terminó en tragedia a bordo de un crucero de Royal Caribbean. Un hombre de 35 años, identificado como Michael Virgil, que viajaba con su esposa y su hijo de 7 años, murió tras una escalada de excesos: según la denuncia familiar, consumió más de 30 bebidas alcohólicas servidas por la tripulación, lo que derivó en un altercado con el personal y su posterior sometimiento por seguridad, cuyo uso de la fuerza se cuestiona judicialmente.
El hecho ocurrió en uno de los bares del navío. Michael habría comenzado a beber en exceso; pese a que presentaba signos evidentes de embriaguez, el personal continuó despachándole tragos. Al volverse agresivo, fue inmovilizado por guardias del crucero. Según testigos, el sometimiento fue fuerte. En videos que circulan en redes sociales se aprecia a Virgil golpeando una puerta del crucero y después siendo sometido por más de 3 guardias del navío. Aunque recibió atención médica, el pasajero perdió la vida poco después.
La esposa de Michael, Connie Aguilar, presentó una demanda contra Royal Caribbean, acusando al personal del barco de negligencia por seguir sirviendo alcohol pese al evidente estado de la víctima y de uso excesivo de la fuerza que desembocó en un homicidio. En su denuncia señala más de 33 bebidas servidas, lo que implica una responsabilidad directa de la tripulación en su muerte, pues según algunos reportes, para someterlo se usó gran cantidad de gas pimienta y un sedante conocido como Haloperidol, provocando problemas respiratorios y su posterior fallecimiento.
Por su parte, Royal Caribbean aún no ha emitido un comunicado público aceptando responsabilidad. Fuentes cercanas a la empresa señalaron que están evaluando los hechos, revisando cámaras y registros de consumo, y cooperando con las autoridades correspondientes. Sin embargo, hasta el momento no se han ofrecido detalles claros sobre el manejo interno del incidente.
En medio de una demanda legal y una investigación en curso, la historia de Michael Virgil podría convertirse en ejemplo emblemático de la responsabilidad que tienen las empresas de turismo en proteger la integridad de sus pasajeros y también una reflexión en el consumo responsable de bebidas alcohólicas.