En Xalapa, Veracruz la indignación se desbordó en los pasillos de hospitales y calles. En plena temporada decembrina, cuando el esfuerzo de todo un año debería traducirse en alivio y reconocimiento, miles de trabajadores del sector salud recibieron su bono navideño en tarjetas de consumo con vigencia limitada. La respuesta fue inmediata: protestas, bloqueos y un grito unificado de hartazgo.
Médicos, enfermeras, camilleros y personal administrativo dejaron por un momento sus labores para alzar la voz. “No es un regalo, es un derecho” repetían mientras sostenían cartulinas y exigían respeto. El bono, de aproximadamente 14 mil pesos, les fue entregado en tarjetas canjeables únicamente en una cadena comercial y con fecha de expiración de apenas diez días, una condición que calificaron como injusta y humillante.
Para muchos trabajadores, el bono representa la posibilidad de cubrir deudas, comprar alimentos o celebrar dignamente con sus familias. “Después de guardias interminables y de arriesgar la vida, nos pagan así”, comentó una enfermera durante la manifestación. La molestia no solo fue por la forma de pago, sino por la decisión unilateral de las autoridades, tomada sin diálogo previo.
Representantes sindicales exigieron a la gobernadora Rocío Nahle revertir la medida y cumplir con el pago en efectivo, como se había hecho en años anteriores. Advirtieron que la dignidad laboral no puede reducirse a vales de consumo ni a decisiones administrativas que ignoran la realidad de los trabajadores.
La protesta no se limitó al rechazo del bono en tarjetas. Para los trabajadores, la movilización reflejó una inconformidad más amplia por decisiones administrativas tomadas sin consulta previa y por la exigencia de que se respeten sus prestaciones laborales.