Esta ola de ataques en su contra se remonta por lo menos cuatro años atrás, cuando iniciaba con su campaña por la presidencia municipal de Chihuahua.
Desde 2016, la panista fue señalada por presuntamente tener nexos con el entonces gobernador del estado, César Duarte, por haber supuestamente aprobado la deuda y las cuentas públicas, situación que Campos desmintió con evidencias.
Para la campaña de 2018 por la reelección del municipio, sus adversarios volvieron a utilizar los argumentos señalando que presuntamente Maru Campos había firmado unos recibos, incluso la denunciaron ante las autoridades, pese a esto, volvió a desmentir las acusaciones y ganó la reelección con más de 203 mil votos.
A mediados de 2020 y con la captura del exgobernador César Duarte en Miami, Estados Unidos, los ataques contra la panista volvieron a tomar fuerza a tal nivel que el gobernador Javier Corral declaró que iría contra Maru Campos “hasta donde tope”, sin importar que esto violara la presunción de inocencia.
La persecución política no paró solo en la entonces alcaldesa, sino que llegó a sus colaboradores cercanos, como médicos, estilista, y demás trabajadores de confianza que fueron hostigados por agentes del Ministerio Público de la Fiscalía Anticorrupción estatal.
Durante los primeros meses de este 2021, ya como precandidata a gobernadora de Chihuahua por Acción Nacional, continúa enfrentando dichos sin sustento que la vinculan con la presunta entrega de contratos de obra pública de manera irregular.
En días recientes se filtraron audios que confirman que el golpeteo político es orquestado desde la oficina del actual gobernador de Chihuahua.