Este martes, el pequeño país insular de Vanuatu fue golpeado por un devastador terremoto de magnitud 7.3, cuyo epicentro se localizó cerca de la isla de Efate, en el Pacífico Sur. La capital, Port Vila, fue el principal escenario de la tragedia, con reportes de cadáveres en las calles y edificios colapsados. La comunidad internacional observa con preocupación los devastadores efectos del terremoto, mientras las autoridades locales luchan por hacer frente a los daños. Este suceso subraya la vulnerabilidad de Vanuatu, un país situado en el temido «Anillo de Fuego» del Pacífico, que es propenso a este tipo de desastres naturales.
El sismo se produjo a las 12:47 hora local, a una profundidad de 57 kilómetros, lo que amplificó la devastación en la capital. La sacudida fue tan fuerte que se sintió a lo largo de todo el país, pero fue Port Vila, la ciudad más poblada, la que sufrió los peores daños. Se reportaron varios edificios desplomados, incluyendo una estructura clave que albergaba las embajadas de Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda. La caída de estos edificios reflejó la magnitud del desastre, ya que las embajadas no solo son importantes centros diplomáticos, sino también símbolos de la presencia internacional en el país.
Escenas de caos y desolación
Testigos presenciales describieron escenas de caos, con cadáveres en las calles y personas atrapadas bajo los escombros. Un autobús, sepultado por un deslizamiento de tierra, se sumó a la lista de víctimas. Los equipos de rescate trabajaron incansablemente para recuperar personas y vehículos atrapados entre las ruinas, mientras las calles de la ciudad se llenaban de polvo y el sonido de las sirenas de ambulancias.
Un habitante de Port Vila declaró a medios locales que nunca había sentido una sacudida tan violenta. "El suelo temblaba como si fuera agua. Los muros se cayeron en segundos y muchas personas quedaron atrapadas. Traté de ayudar, pero era imposible con tantos escombros", relató.
La luz del día reveló la magnitud de la tragedia: hogares destruidos, carreteras intransitables y familias que buscaban desesperadamente a sus seres queridos. La escasa infraestructura del país, combinada con la falta de recursos, ha dificultado las labores de rescate y atención a los damnificados. Las víctimas buscan refugio en campamentos improvisados, donde reciben agua y alimentos de manera limitada debido a los daños en las redes de abastecimiento.
Respuesta de las autoridades y ayuda internacional
El gobierno de Vanuatu ha declarado el estado de emergencia en las zonas más afectadas. El primer ministro hizo un llamado urgente a la comunidad internacional para que envíe ayuda humanitaria. "Es una situación crítica; necesitamos alimentos, agua potable, medicinas y equipos para rescatar a las personas atrapadas", declaró.
Países vecinos como Australia y Nueva Zelanda respondieron rápidamente enviando equipos de rescate y suministros. El gobierno australiano anunció un fondo inicial para apoyar las operaciones de emergencia en Vanuatu, mientras que Nueva Zelanda envió aviones con ayuda médica y especialistas en terremotos.
Organizaciones internacionales como la Cruz Roja también han movilizado recursos, y equipos de rescate trabajan coordinadamente para salvar vidas y atender a los heridos. "Es una carrera contra el tiempo", señalaron los voluntarios en la zona.
El "Anillo de Fuego": amenaza constante
Vanuatu, que forma parte del cinturón volcánico conocido como el "Anillo de Fuego del Pacífico", es un área de intensa actividad sísmica y volcánica. A lo largo de los años, el país ha sido golpeado por numerosos terremotos y tsunamis que ponen en riesgo constante a su población de poco más de 300 mil habitantes. Los expertos sísmicos han advertido que, debido a su ubicación, Vanuatu seguirá siendo vulnerable a este tipo de fenómenos.
Además del terremoto, se han emitido alertas preventivas de tsunami en la región, aunque hasta el momento no se han registrado oleajes importantes.
Mirando hacia el futuro
La tragedia del terremoto de magnitud 7.3 en Vanuatu no solo deja un saldo doloroso de pérdidas humanas, sino también pone en evidencia la necesidad urgente de fortalecer las medidas de prevención y respuesta ante desastres naturales. La cooperación internacional será clave para reconstruir la capital, Port Vila, y brindar apoyo a las miles de familias afectadas.
Mientras los equipos de rescate continúan trabajando, el pequeño país insular enfrenta el desafío de recuperarse de una de las peores tragedias en su historia reciente. La solidaridad y la asistencia internacional podrán marcar la diferencia en el largo camino hacia la reconstrucción.
Equipos de rescate buscando personas atrapadas en estructuras colapsadas luego del sismo de magnitud 7.3 con epicentro a pocos km al poniente de Port Vila, #Vanuatu🇻🇺
— SkyAlert (@SkyAlertMx) December 17, 2024
Los avisos por amenaza de tsunami han sido cancelados. #TerremotoVanuatu pic.twitter.com/HtJREGBaJG