
En México, pocas cosas son tan indispensables como la credencial para votar. Se guarda en la cartera junto al dinero y las llaves, y se presenta para todo: desde votar hasta abrir una cuenta bancaria, recoger un paquete o abordar un avión. Es, para millones, la prueba oficial de quiénes somos.
En 2026, ese documento cambiará. El Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó un rediseño que lo llenará de nueva tecnología y candados de seguridad para que sea prácticamente imposible de falsificar. La nueva versión comenzará a entregarse en junio de ese año, justo cuando termine el contrato de producción del modelo actual.
Una decisión que busca blindar la identidad
El anuncio se hizo en sesión del Consejo General, después de meses de revisión técnica y acuerdos con los partidos políticos en la Comisión Nacional de Vigilancia. El consejero Arturo Castillo Loza, presidente de la Comisión del Registro Federal de Electores, lo explicó sin rodeos: “Queremos un documento robusto, moderno y confiable”.
La decisión no solo tiene que ver con proteger las elecciones. El INE reconoce que la credencial es también la llave de la vida cotidiana y, por eso, su seguridad es un asunto nacional.
Los cambios que vienen
El nuevo modelo tendrá una combinación de detalles visibles, invisibles y táctiles que, juntos, elevarán el nivel de protección:
- Microtextos y elementos ópticamente variables que cambian según la luz y el ángulo.
- Tintas termocrómicas, termorreactivas e infrarrojas, que revelan o ocultan información según la temperatura o la luz.
- Diseño gráfico de alta resolución, imposible de reproducir con medios comunes.
- Sustrato central de Teslin, con durabilidad mínima de 10 años, laminado en poliéster mylar.
- Elemento táctil —muesca o corte especial— para facilitar su identificación por personas con debilidad visual.
- Códigos QR de alta densidad para verificar datos y acceder a información pública limitada.
- En la versión para el extranjero, leyenda “Desde el extranjero” y códigos QR adicionales al reverso.
- Fotografía digital a color visible al reverso, en lugar de la imagen con tinta ultravioleta.
Producción y entrega
La fabricación del nuevo modelo arrancará a mediados de 2026, cuando termine el contrato vigente. El INE montará un nuevo centro de producción para atender la demanda nacional y la de mexicanos en el extranjero.
El trámite seguirá siendo el mismo: acudir a un módulo del INE para renovar, reponer o actualizar la credencial. A partir de la fecha de implementación, todos los que hagan el trámite recibirán el nuevo diseño.
Lo que aún no se incluirá
Aunque se analizaron opciones para añadir información extra —como condición de donante de órganos o pertenencia a comunidades indígenas—, el INE decidió no incorporarlas en esta etapa. No se descarta que puedan sumarse en el futuro.
Un cambio que también cruza fronteras
La versión para mexicanos en el extranjero tendrá exactamente los mismos niveles de seguridad que la nacional, más códigos QR diseñados para su verificación a distancia. Para quienes viven fuera del país, es un documento que no solo acredita identidad: es el vínculo con su derecho a participar en las elecciones mexicanas.
Más que un cambio estético
Blindar la credencial del INE es blindar la identidad de millones. Con cada nuevo elemento de seguridad, el documento será más difícil de falsificar y más resistente al uso diario.
Castillo Loza lo resumió así: “Este cambio es para proteger a cada ciudadano y garantizar que su identidad esté segura”.
En junio de 2026, la pregunta “¿me presta su INE?” tendrá una respuesta distinta. La tarjeta que salga de la cartera será nueva por fuera, pero seguirá representando lo mismo: el derecho a votar, a identificarse y a ejercer la ciudadanía con respaldo y certeza